La luz de la alborada baña mi alma
Mientras cruza el umbral
Este amanecer de otoño en la ventana.
Aun recuerdo mis manos…
Regocijadas del perfume de tu cuerpo.
Aun recuerdo mis labios…
Tejiendo la enredada tela de mi necesidad
Rebosantes de ternura y enlazados con los tuyos.
Aun recuerdo mi piel…
Amasando la belleza de poseerte
Mientras recoge la necesidad de besarte.
Aun recuerdo un suspiro al aire…
Escapando violento entre los dientes
Fugaz y efímero deambulando entre tu pelo.
Aun recuerdo ese pecho…
Enardecido e inquietante bajo mis manos
Dibujando la agonía por besarlo.
Aun recuerdo una llama entre los dedos…
Encendida en la fuente de tu sexo
Y solo calmada por el incendio de tu cuerpo.
Son recuerdos….
Engendrados en esta noche de otoño
Feliz por recogerlos, triste por lo efímeros.
La brisa de la mañana…
Purifica la indestructible necesidad entre mis sabanas
Y esa sensación plena y enérgica de gozar tu anhelo.
No estas junto a mi…
Mas, mi cama, recoge exaltada
Una nostalgia guardada
Y en su atisbo de locura
Disfrutar en una realidad soñada.
Impregnadas en el silencio de la noche
Recogen la humedad de esta demencia.
Te extraño…
Pero en mis sueños, tiempo y espacio
Escapan perseguidos por la daga de la impaciencia.
Te extraño…
Mas, la luz de la alborada portadora de necesidad galopante
Templa bajo su huella la penuria de no gozarte.
Te amo…