Ni el tiempo ni el olvido...
Dicen, que con el tiempo el olvido llega, y que con él, las heridas cierran... pero en mí todavía duelen... duelen estas heridas y el recuerdo me hiere, no lo puedo evitar. Ha pasado un largo año, desde aquel triste momento de tu partida, y aún no me acostumbro a no ver esos hermosos ojos, que sabían mirarme con gran amor. Miro el cielo, añorando el sonido de tu voz... hay días, como hoy, que necesito más de ti, hay días que el sol no sale para mí. Cómo olvidar que a ti debo mi vida... Ahuyentaste de mí los sufrimientos... Supiste esclarecer todas mis dudas, con tus besos tiernos y tus caricias suaves. Hoy me encuentro dentro de esta habitación, tan llena de recuerdos en la que pasamos momentos dichosos... Mis ojos se detienen a contemplar la foto en la que sonríes para mí, con esa sonrisa encantadora que me cautivaba. La tomo y la llevo a mi pecho soñando que al hacerlo, puedo darle vida, con los latidos de mi corazón... Imagino que vuelven los momentos felices cuando me abrazabas muy fuerte, cuando en tus brazos podía llorar y escuchar palabras de amor. Abro el closet y ahí todo huele a tí, me abrazo a tu abrigo, imaginando que me tomas en tus brazos, que me mimas, acaricias y besas... Un ruido, a lo lejos, me vuelve a la realidad, lágrimas resbalan por mi rostro, al darme cuenta qué: todo fue un sueño y nada más... Mamita, ven y calma este dolor inmenso, que sólo se siente cuando se pierde algo muy querido... ven y llévame contigo. Autora: Maria Alejandra V.
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