Cuando sea una viejecita, viviré una temporadita larga con cada uno de mis hijos… ¡¡Les llevaré tanta felicidad!!… Igual que hicieron ellos, quiero devolverles toda la alegría que me dieron, retornándoles y agradeciendo cada cosa. ¡Oooohhh!! Estarán tan emocionados! Escribiré en las paredes con lápices de colores, saltaré sobre las camas con los zapatos puestos, jugaré a la casita con todas las cobijas de la casa, beberé directo del cartón de leche y lo dejaré afuera, atascaré los inodoros con papel higiénico… Cuando estén al teléfono y no me puedan ver, revisaré y revolveré todos los lugares, cajones, cajas y cajitas.
Oh! Harán sonar los dedos y después… me harán señas con la cabeza y pondré cara de ‘yo no fui’ y me haré la ofendida. Cuando me llamen a comer, tardaré en llegar a la mesa para ponerlos nerviosos.No me comeré la verdura, diré lo fea que está la comida, me atragantaré con los cereales, derramaré el agua y el jugo. Y cuando se enojen, lloraré hasta que se desesperen. JAJAJA!!. Ya les quiero ver la cara! Me sentaré cerquita de la tele, cambiaré el canal cuando quiera, pondré fuerte el programa que más les disguste y cruzaré los ojos para ver si me quedo bizca. Luego me iré… sin apagar la tele!! Antes de acostarme iré a tomarme mi vaso de leche y dejaré entreabierta la puerta de la nevera, las luces prendidas y mis zapatos y medias en el centro del comedor y hablaré por teléfono con mis amigas aproximadamente media hora con cada una para contarles lo bien que lo estoy pasando. Buscaré quien haga las cosas por mi, ya no podré levantar mis cosas del suelo, no me importa si alguien tropieza con mis zapatos, y si me piden algún favor, les diré… YA VAAAAAAAA!!! Y más tarde, en la cama, me estiraré y suspiraré, cantaré mi canción preferida y pegaré mi goma de mascar debajo de la cama. Le daré gracias a Dios con una oracion y cerraré los ojos. Mis hijos me mirarán con una sonrisa, saldrán despacito del cuarto y dirán, quejándose… ‘¡Es tan tierna cuando está dormida!
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