La mente es un motor que puede impulsarnos a la derrota o al triunfo. La mayoría de nosotros desde la niñez fuimos incorporando día a día mensajes de aliento o de desaliento que quedaron grabados a fuego en la mente.
Si poco a poco tratáramos de reemplazar los pensamientos negativos que nos invaden por pensamientos positivos nos sentiríamos mejor, nos enfermaríamos menos y la vida nos resultaría más simple... más sencilla.
Cuando fijamos un pensamiento negativo en nosotros ante determinada situación, el mismo se reitera ante situaciones iguales o semejantes a lo largo de nuestra vida.
Los pensamientos son fuerza y energía que genera la mente.
Por lo tanto es importante impregnarnos de pensamientos positivos y estimulantes y además tener fe en nosotros mismos.
Si ante los desafíos que nos presenta la vida dejamos que nos dominen pensamientos negativos, de desvalorización, de desamor, de desaliento esos pensamientos nos llenaran de piedras el camino y en determinados momentos decidiremos dejar de caminar por él o detendremos momentáneamente la marcha.
Es importante cuando anhelamos algo tener pensamientos positivos: fuerza, fe, y un íntimo deseo de ver lo que deseamos como una realidad. Dejar de lado el miedo, la inseguridad, sentirnos seguros y asumir que somos capaces, que vamos a poder, que somos valiosos e importantes.
Debemos eliminar los NO PUEDO que tantas veces nos hacen perder oportunidades maravillosas y únicas. Todo depende de nosotros... de nuestros pensamientos.
Todos transitamos por la misma ruta. Podemos ver las piedras del camino como grandes e insuperables obstáculos o podemos verlas como pequeños desafíos.
Podemos tropezar, levantarnos y seguir con fe y esperanza o podemos quedarnos paralizados allí... Depende pura exclusivamente de nosotros.