Estoy hecha de retazos.
Pedacitos coloridos
de cada vida
que pasa por la mía
y que voy cosiendo en el alma.
No siempre son bonitos,
ni siempre felices,
pero me agregan
y me hacen ser quien soy.
En cada encuentro,
en cada contacto,
voy quedando mayor.
En cada retazo una vida,
una lección,
un cariño,
una nostalgia.
Que me hacen más persona,
más humana,
más completa.
Y pienso que es así
como la vida se hace:
de pedazos de otras gentes
que se van convirtiendo
en parte de la gente también.
Y la mejor parte es que nunca
estaremos listos ni finalizados.
Siempre habrá un retazo para
añadir al alma.
Por lo tanto,
gracias a cada uno de ustedes,
que forman parte de mi vida
y que me permiten engrandecer
mi historia con los retazos
dejados en mí.
Que yo también pueda dejar
pedacitos de mí por los caminos
y que puedan ser parte de sus historias.
Y que así,
de retazo en retazo podamos convertirnos,
un día,
en un inmenso bordado
de nosotros...