Hoy elijo atenderme un poco más, cuidar de ese jardín interior que crece en mí para ser feliz,
para no caer en egoísmos ajenos, para que mis días no tengan más momentos oscuros
y la vida me traiga soles de alegría.
Todos deseamos ser felices, pero en realidad, no siempre empezamos por el buen camino:
atendiéndonos, escuchándonos, situándonos como protagonistas en el teatro de nuestras vidas
y no detrás de un telón donde la vida solo pasa y se olvida de abrazarnos.
Mereces ser feliz, mereces tocar la luna en las noches de oscuridad y volar en nubes en forma de ballena
cuando te sientes atrapado, angustiado. Tú eres el amor de tu vida
y por ello, hoy y siempre debes elegir ser el actor principal de tu existencia.
Nadie debe llamarte egoísta por decir “no” cuando lo necesitas,
por buscar oxígeno y libertad en instantes de presión,
por cortar vínculos cuando las personas te hacen daño.
Nadie tiene poder sobre ti salvo tú mismo, porque todos venimos solos a este mundo
y nos vamos de la misma manera… Así que, ¿por qué no empezar ya a ser feliz y a ofrecer felicidad?
Ser feliz es una aventura que debe durar toda la vida