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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: 3 1954  (Mensaje original) Enviado: 08/11/2023 06:07

Hoy recordamos al Beato Francisco Palau, predicador de las misiones populares

 
Beato Francisco Palau
 
 

Cada 7 de noviembre la Iglesia recuerda al Beato Francisco Palau y Quer, sacerdote y fraile carmelita descalzo, nacido en Aitona,

Lérida (España), el 29 de diciembre de 1811. 

Llamado al Carmelo

En 1828 ingresó al seminario diocesano de Lérida, donde estudió filosofía y teología durante cuatro años.

Terminados sus estudios, se incorporó a la Orden de los Carmelitas Descalzos.

El 14 de noviembre de 1832 recibió el hábito de la Orden en la ciudad de Barcelona y un año después, en 1833,

realizó su profesión solemne.

El 25 de julio de 1835 estallaron los llamados “motines anticlericales”,

organizados contra las Órdenes religiosas por su negativa a apoyar las reformas liberales en el país.

En Cataluña fueron incendiados los conventos y otras edificaciones religiosas.

Entre los edificios siniestrados estuvo el convento de Francisco Palau,

quien se había ordenado sacerdote poco antes, el 2 de abril de 1836.

Los años de exilio

El P. Palau se vio obligado entonces a huir junto con otros carmelitas.

En esas circunstancias se encargó personalmente de ayudar a escapar y proteger a uno de los frailes más ancianos de su comunidad,

que además era ciego.

Vivió doce años exiliado en Francia (1840-1851) y,

vuelto a España, fue confinado injustamente en Ibiza (1854-1860).

Allí fundó, en 1860, dos Congregaciones religiosas:

las Hermanas Terciarias Carmelitas y los Hermanos Terciarios Carmelitas.

Por intermediación de la reina Isabel II, logra arribar a la España continental,

donde organiza su obra apostólica y se dedica tanto a fortalecer sus Congregaciones

como a asistir a los carmelitas descalzos y al clero diocesano.

El P. Francisco llevaba una intensa vida de oración y meditación

-logró escribir algunos opúsculos espirituales-, que alternaba con el servicio a los pobres y enfermos.

A los periodos de retiro y aislamiento -más propios de la vida de un ermitaño-

le seguían los de servicio y apostolado.

Una de las misiones más difíciles que le tocó cumplir fue la de exorcista.

Las misiones populares y la catequesis

El Beato Francisco también organizó misiones populares catequéticas en las islas Baleares,

así como las que ya hacía en la península,

extendiendo con ello la devoción a la Santísima Virgen y la formación catequética a través de lo que denominó “Escuelas de virtud”.

Puso un empeño especial en la catequesis de adultos,

a quienes dedicó uno de sus escritos, la Catequesis de las virtudes.

Palau había descubierto una enorme cantidad de adultos que no habían recibido ningún sacramento o que no los tenían completos.

En 1870 viajó a Roma para participar en el Concilio Vaticano I.

El P. Francisco tenía un plan entre manos:

la formación de una Orden de exorcistas.

De hecho logró alcanzar un escrito con sus ideas a todos los padres conciliares que hablaban español.

Lamentablemente, el proyecto no prosperó debido a la interrupción del Concilio. 

Legado espiritual y apostólico




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