Un vecino conocido por su crueldad quería que Nasrudín
le prestara el burro.
-Tendré que pedirle permiso a él, -alegó el Mulá-.
-Muy bien; vaya y pregúntele.
-Nasrudín no tardó en regresar del establo.
-Lo lamento; él está dotado de presciencia y afirma
que el futuro no le augura buenas relaciones con usted,
-informó-.
-Pero qué ve en el futuro?
-Yo no le pregunté y dijo simplemente:
`Viajes largos y poca comida, huesos doloridos y rodillas lastimadas.'
`Las Ocurrencias del Increíble Mulá Nasrudín'
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