El amor excede al hombre,
y en ese exceso le dice algo sobre su destino.
Lo primero y más importante que se puede decir
de mis relaciones con Dios es esto:
Dios me ama, yo soy importante para Dios.
A esa afirmación sigue una pregunta:
¿Cómo puedo yo ver y sentir ese amor?
En el profeta Jeremías leo estas afirmaciones.
"Te he amado con amor eterno,
por eso te he permanecido tanto tiempo fiel>.
Estas palabras debo aplacármelas yo.
Si dejo que calen hasta mi corazón,
barruto que éste es el más profundo fundamento
y explicación de mi existencia.
Puedo sentir en mí ese amor incondicional
siempre que leo y medito las curaciones de enfermos
obradas por Jesús y sus encuentros con los hombres.
Puedo descubrir y gustar ese amor de Dios
también en sus creación.
En ella me sale Dios al camino de mi
vida con su amor providente y su ternura.
Desconozco su Autor