El hábito de mirar el mejor lado de las cosas es una clave para ser feliz.
Claro que hay sombras, pero también hay sol.
Claro que hay problemas en la vida, pero también hay soluciones.
Todas las cosas tienen el lado bueno y el lado menos bueno.
Algunos se empeñan en ver sólo el lado malo,
y se amargan la existencia.
Otros, en cambio, buscan en todas las cosas el lado bueno, y son felices.
“Los tallos de rosa tienen espinas”, dicen los pesimistas.
Pero los optimistas responden:
"Las espinas producen rosas”.
La vida es un rosal que produce espinas y rosas.
Debo cuidarme de no clavarme las espinas,
pero no siempre lo conseguiré.
Algunas espinas se me clavarán en el alma.
Pero eso no me impedirá disfrutar de las
maravillosas rosas que produce el rosal.
Una vez que perdemos el ánimo,
perdemos un cierto número de días de nuestra vida.
El que nos desanima, nos hace un daño total,
y, si somos nosotros mismos,
nos convertimos en nuestros peores enemigos.
Todo se puede remediar, mientras dura la vida.
El ser más animoso de todos es Dios,
que logra continuamente cambios de
pecadores empedernidos en santos de altar.
Él sabe que se puede;
que hoy pueden estar las cosas negras,
pero mañana pueden amanecer blancas.
¡Qué fácilmente nos damos por vencidos!
Y los problemas, ¿qué?
Los problemas están ahí, pero yo estoy aquí,
y no me dejo apabullar,
porque sé que cada problema tiene por lo menos una solución.
Sé que la actitud frente a un problema,
la forma de reaccionar frente al mismo es
mil veces más importante que el problema mismo.
Hasta se podría decir:
¡Felicidades, tienes un problema!
Si puedo amar a Dios y a mis hermanos;
si puedo realizar grandes cosas para mejorar el mundo;
si puedo hacer felices a los demás y a mí mismo vale la pena vivir,
aunque me clave alguna espina de dolor en el trayecto.
Mas aún, las espinas pueden convertirse en rosas:
Los sufrimientos de la vida,
llevados por amor,
se convierten en las rosas más bellas
Autor: P. Mariano de Blas .
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