Mi luna, te pedí que no te alejaras de mí porque la tristeza que me lleva al fin; entre llantos, de noche te vi partir dejando así la tibia fragancia con la que nací.
Mi suave caricia, mi dulce mirar tiernas noches de claridad me dejaste de mostrar dejándome al olvido y en la oscuridad
Luna, mi luna amada te pedí que no te alejaras de mí porque la soledad es eterna y no tiene fin.
Luna, mi luna compañera de horas de tranquilidad sollozando bajo tu cielo, consolaste mi verdad, al saber de mi tristeza rompiste con tu promesa de no dejarme jamás.
(Soledad B. Castro)
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