AMOR DE VERANO.
Mientras me enamoro de ti lentamente en este verano, haré de la comisura de tus labios, ¡el ímpetu de prosas perennes e inconmensurables!
De todos los veranos. ¡Este es el más inefable! Por qué, porque me siento incapaz de negar a la poesía tu presencia en la mía.
Por hoy, mis letras son mis aliadas a tu conquista. ¡Te confieso mis insomnios en letras y poesía! En ambas, ¡tú eres la culpable!, por qué provocas aún en mis años, ¡disturbio de amante!
¡No quiero ser tu poeta! Porque el poeta vierte pecado e incienso en la intimidad de su musa. Y tú... ¡Tú eres divina!
Josué Pineda Reyes Arriaga, Chiapas, México. 10...
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