Todos sabemos por intuición que la luz es una fuerza positiva
y se ha convertido en algo fundamental en nuestras vidas.
Vemos y respiramos la Luz.
Gracias a ella crecen día a día
las semillas en la tierra y para que continúen
produciendo fruto proporcionaremos a nuestro cuerpo,
mente y espíritu
la sabiduría interna para poder utilizar esa fuerza divina
que nos llena de calor, paz y amor.
Elije un lugar donde te sientas en plena dicha,
con el corazón repleto de paz
e imagínate que te encuentras sentado allí, tranquilamente.
Deja que la belleza de ese lugar
penetre e inspire todos tus sentidos;
recuerda todas las fragancias,
los colores, la luz y las formas de esa perfección.
Fijate en todos los detalles con exactitud,
busca la perfección en todos ellos.
Te sientes lleno de esperanza y gratitud.
Deja que esta seguridad interior se expanda por todo tu ser.
Esta belleza del lugar elegido esta penetrando profundamente en ti,
fíjate en el cielo e invoca lo mas Divino que te conmueva, identifícalo...
Maestro Jesús, Buda, Madre María, Kali o Tara.
El nombre y la forma del ser divino elegido
no es tan importante como el profundo amor
que tú sientas por el o por ella
y la fe que tu tienes en la verdad, el poder,
la bondad y el amor incondicional de ese ser por ti.
En este momento me resulta de gran ayuda orar tiernamente
a mi ser divino y de la forma mas sencillo le digo:
"Gracias, por venir a mi,
por aparecer ante mi respondiendo a mi pedido.
Te lo agradezco profundamente e infinitamente.
Despliega ante mi el tesoro de tu corazón;
dame vida en la verdad y el amor."
Mi corazón esta abierto por completo y sin temor,
ni vergüenza le hablo con intensidad y sentimiento descubriendo ¡¡¡
cuanto confió en Dios !!!
y tengo la convicción absoluta que esa divina luz tiene un infinito
poder transformador y curativo
y que ningún obstáculo puede impedir su amor por mi.
Con profunda fe oro en la luz para que me colme y purifique
librándome de todo mal de mi cuerpo, mente y espíritu.
La luz brilla con mayor intensidad.
Ahora entra en mi, esta en mi, envuelve todo mi cuerpo
y su placentera calidez me embriaga de dicha, de amor y de ilusión.
La Paz se intensifica en mi y me entrego completamente a ella;
siento la protección de la Presencia Divina
de forma intensa y con primoroso amor .
Al fusionarme mas y mas con mi ser divino "floto"
en la calma del cielo, siento su abrazo y descanso en su regazo.
Gracias Padre/Madre por el amor
y el apoyo incondicional que recibo de ti todos los días de mi vida.
Basado en El Camino Directo-
"Lo divino habita en nosotros"
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