"Un día estaba recorriendo las calles de Londres
y vi a un hombre totalmente borracho.
Tenía un aspecto triste y miserable.
Me acerqué a él y le tomé su mano
- mi mano está siempre caliente-, la apreté y le pregunté:
"¿Cómo está?".
Me respondió:
"¡Ah!
¡hace mucho tiempo que no sentía el calor de una mano humana!".
Y su rostro se iluminó. Su cara era diferente.
Lo único que quiero decir es que los pequeños detalles,
hechos con gran amor, llevan a la alegría y a la paz"
Madre Teresa de Calcuta
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