Un grupo de ex estudiantes,
ya muy establecidos en sus carreras,
se reunió para visitar a su viejo profesor de la universidad.
Una vez en casa del maestro,
la conversación se concentró en quejas sobre el estrés en el trabajo y la vida.
Al ofrecerles café a sus visitas,
el profesor fue a la cocina y regresó con un termo de café
y una variedad de tazas – de porcelana, plástico, vidrio, cristal,
algunas comunes, algunas caras, algunas exquisitas –
y les pidió que se sirvieran el café caliente.
Cuando todos los estudiantes tenían su taza en mano, el profesor dijo:
“Si se han fijado, todas las tazas bonitas y caras han sido tomadas,
dejando atrás las comunes y baratas.
Aunque es normal que quieran sólo lo mejor para ustedes,
ése es el origen de sus problemas y estrés.
Lo que en realidad querían era café, no la taza,
pero conscientemente tomaron las mejores tazas
y las estuvieron comparando con las tazas de los demás.
”Fíjense bien –prosiguió-:
La Vida es el café, pero sus trabajos, el dinero y su posición social son las tazas.
Las tazas son sólo herramientas para sostener y contener Vida,
pero la calidad de la Vida no cambia.
”A veces –concluyó-, al concentrarnos sólo en la taza,
dejamos de disfrutar el café que hay en ella.
Por lo tanto, no dejes que la taza te guíe… mejor goza el café”.
|