Cómo decirte que te extraño si ya no me lees,
si ya no tienes tiempo para acercarte con la luz
de tus ojos hasta la fuerza de mi corazón,
si le has puesto un cerrojo de hierro a tu alma,
si ya no escuchas la melodía de mi voz en la
declamación de los poemas que al ritmo de mis
latidos exclamo toda mi pasión, todo mi
amor en el torrente de mi venas.
Cómo acercarme a tu soledad si mil excusas
le pones a la distancia, si mis labios no llegan a
rozar el manto de tu piel, si ahora que no estás
conmigo comprendo que no hay ni habrá otra mujer
como tú porque nadie ha podido llenar el vacío
que dejaron tus recuerdos, si intento demostrar
que he cambiado, que solo en tus brazos encuentro mi libertad.
Cómo olvidar tus deseos si no encuentro paz sin
tus delirios y sin tu calor, si mi pluma en cada
trazo derrama la miel de tus rocíos y de tu necesidad
que en sus impulsos se esparce como manantial
que baja por las montañas para cubrir todos los
espacios de éxtasis y une tu cuerpo a mi piel en
una conexión que vence los obstáculos y las utopías del destino.
Cómo entender que solo fue una ilusión,
que solo fue un sueño, si en la locura de tus deseos
era el mejor capitán hasta el puerto seguro
de tus orgasmos, un amor indebido o prohibido
guardado como el cofre de un pirata, si no puedo
dejar de pensar en ti, si eres la razón de mi vida
y el motivo de cada inspiración, si jamás dejaré
de amarte… ¡Mi cielo!¡Mi reina!