No quise dormir sin sueños:
y elegí la ilusión que me despierta, el horizonte que me espera,
el proyecto que me llena, y no la vida vacía de quien no busca nada,
de quien no desea nada más que sobrevivir cada día.
No quise vivir en la angustia: y elegí la paz y la esperanza,
la luz, el llanto que desahoga, que libera;
y no el que inspira lástima en vez de soluciones,
la queja que denuncia, la que se grita,
y no la que se murmura y no cambia nada...
No quise vivir cansado:
y elegí el descanso del amigo y del abrazo,
el camino sin prosas, compartido,
y no parar nunca, no dormir nunca.
Elegí avanzar despacio, durante más tiempo,
y llegar más lejos habiendo disfrutado del paisaje.
No quise huir:
y elegí mirar de frente, levantar la cabeza,
y enfrentarme a los miedos y fantasma
s porque no por darme la vuelta volarían.
No pude olvidar mis fallos:
pero elegí perdonarme, quererme,
llevar con dignidad mis miserias y descubrir mis dones;
y no vivir lamentándome por aquello que no pude cambiar,
que me entristece, que me duele,
por el daño que hice y el que me hicieron.
Elegí aceptar el pasado...
No quise vivir solo y elegí la alegría de descubrir a otro,
de dar, de compartir, y no el resentimiento sucio que encadena.
Elegí el amor...
Y hubo mil cosas que no elegí,
que me llegaron de pronto y me transformaron la vida.
Cosas buenas y malas que no buscaba,
caminos por los que me perdí, personas que vinieron y se fueron,
una vida que no esperaba.
Y elegí, al menos, cómo vivirla...
Elegí los sueños para decorarla,
la esperanza para sostenerla,
la valentía para afrontarla.
No quise vivir muriendo: y elegí la vida.
Así podré sonreír cuando llegue la muerte,
aunque no la elija… porque moriré viviendo...
Rudyard Kipling.
espero que te guste...