El objetivo de una relación es decidir qué parte de ti mismo quisieras ver
“descubiertas”;
no qué parte de la otra persona puedes capturar y conservar.
Resulta muy romántico decir que tú no eras “nada”
hasta que llegó esa otra persona tan especial; pero no es cierto.
Y, lo que es peor, supone una increíble presión sobre esa persona,
forzándole a ser toda una serie de cosas que no es.
Al no querer “desengañarte”,
trata con gran esfuerzo de ser y hacer esas cosas, hasta que ya no puede más.
Ya no puede completar el retrato que te has forjado de él o ella.
Ya no puede desempeñar el papel que se la ha asignado.
Surge el resentimiento.
Y después la cólera.
Finalmente, para salvarse a sí misma (y la relación),
esa otra persona especial empieza a recuperar su auténtico yo,
actuando más de acuerdo con Quien realmente Es.
Y en ese momento es cuando dices que “realmente, ha cambiado”.
D/A
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