Sube los escalones de tu existencia despacio, cauteloso,
con mucha calma, inteligencia y buena voluntad. Súbelos pensando siempre en la gloria que se encuentra en
lo más alto de la escalera que estás subiendo. No cedas ni un segundo al desánimo; no permitas que la
indecisión te domine, aprende a superarlos. El mundo pertenece a los seres optimistas,
positivos y sinceros;
nunca será de los cobardes, quejosos, indecisos, mentirosos y
deshonestos, estos últimos se quedan en los primeros escalones
de la gran escalera. Prosigue en línea recta, buscando tus sagrados objetivos, en nombre
del Creador a quien debemos la vida, hónrala. Si alguien no te recibe de buena gana, ni acepta tu
buena intención,
no pierdas el tiempo en comentarios y sentencias acusatorias,
pues tal actitud no soluciona el problema. Y si te caes antes de llegar al escalón al que te propusiste llegar,
no te desanimes, porque el caer es una oportunidad para levantarte
y reaccionar, continúa subiendo nuevamente con más fuerza y altruismo. Victoria no es nunca haber caído, sino levantarse de la caída y
seguir alegremente, prometiéndote a ti mismo, mirar con orgullo los demás
escalones que se encuentran adelante y altivamente seguir
subiendo. Sube, sube siempre con coraje, con firmeza con sabiduría y un fuerte
deseo de vencer, imponiéndote el más alto concepto de una
vida digna, honrada y bien vivida. Acuérdate, la victoria es de los que luchan contra las situaciones desfavorables,
sin perder el vigor, la fe, y el ideal de la vida. Si no vences, es porque te dejaste contaminar por la ola negra del mal y
perdiste el deseo de luchar hasta el final, porque quien lucha dando el
verdadero esplendor a la vida y al bien, y persiste sin retroceder:
¡Vencerá!
Desconozco el autor
|