El hombre determina su destino
según la naturaleza de sus necesidades.
Tomemos un ejemplo:
si tienes necesidad de una gran cantidad
de cigarrillos y de alcohol al día,
si tienes necesidad de acumular posesiones:
casas, coches, empresas,
si tienes necesidad de ir todas las noches
a una discoteca o al casino a jugar a la ruleta,
tu destino ya está totalmente trazado:
la degeneración, la ruina y quizás la cárcel.
Y si tienes necesidad de
contemplar la belleza divina,
o de difundir la paz
y la luz alrededor de nosotros,
también aquí está claro:
encontraras la felicidad y la plenitud.
¿Cómo no se ha dado cuenta la gente
de que cada necesidad,
cada deseo y cada exigencia,
les pone en unos raíles determinados
que les arrastran hacia
unas regiones infestadas de avispas,
de serpientes, de fieras,
en donde van a dejarse la piel,
o bien hacia unas regiones luminosas, magníficas,
en donde encontrarán todos los gozos?...
El hombre mismo
es quien determina su punto de llegada,
de acuerdo con sus tendencias,
sus gustos, sus deseos.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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