El abandonar el nido psicológico
es una de las tareas más difíciles de la vida.
La víbora de la dependencia se entromete
de muchísimas maneras;
y deshacerse de ella por completo es muy difícil
ya que la cantidad de personas que se benefician
de la mutua dependencia psicológica es muy grande.
El ser psicológicamente independiente quiere decir
estar totalmente libre de todas las relaciones obligatorias,
e implica la ausencia
del comportamiento dirigido hacia los demás.
Quiere decir que eres libre de la obligación de hacer
algo que de otra manera no elegirías hacer,
de no existir esa relación.
El asunto del abandono del nido
es particularmente difícil
porque nuestra sociedad nos enseña que debemos
cumplir con lo que se espera de nosotros
en ciertas relaciones,
que incluyen a los padres, hijos,
figuras de autoridad y los seres queridos. El abandono del nido significa convertirte en ti mismo,
en tu propia persona,
es decir en lo que en realidad eres,
viviendo y escogiendo los comportamientos
que tú elijas y deseas.
No significa una ruptura
en ningún sentido de la palabra.
Si disfrutas de tu manera de interactuar con
cualquier persona y ésta no interfiere
con las metas que te has puesto en tu vida,
pues entonces no vale la pena cambiarla
sino más bien aferrarte a ella.
El depender de alguien psicológicamente,
por otro lado,
quiere decir que esta relación no implica una elección,
sino que es una relación por la cual te
sientes obligado a ser algo que no quieres
ser y que te ofende el sentirte forzado
a comportarte de esa manera.
Éste es el meollo de esta zona errónea y es similar
a la de búsqueda de aprobación
que tratamos en el capítulo III.
Si lo que quieres es ese tipo de relación,
entonces no es malsana.
Pero si la necesitas o te sientes obligado
a tenerla y luego te molesta y resiente,
entonces quiere decir
que estás en una zona autofrustrante.
De ese modo, la obligación es lo que constituye
un problema, más que la relación en sí.
La obligación engendra culpa y dependencia,
mientras que la libre elección
inspira amor e independencia.
No hay elección en una relación psicológicamente
dependiente,
consecuentemente este tipo de alianza
provocará siempre indignación y rencores
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