En campo abierto,
los caballos pueden ser presa
fácil de lobos y de otros animales.
Tumbados son mucho más vulnerables que de pie.
Por eso,
durante millones de años
sus cuerpos han desarrollado un sistema
para permanecer
erguidos incluso cuando están dormidos.
Aunque la mayor parte de los caballos
ya no viven en campo abierto,
todavía son capaces de quedarse dormidos
de la misma manera
que lo hicieran sus antepasados.
Para ello cuentan
con un entramado de ligamentos
-los tejidos que mantienen unidos los músculos-
únicos entre las especies,
y que funciona como
un armazón que traba todo el cuerpo,
ajustando las articulaciones
en una posición determinada.
De este modo,
el caballo puede permanecer de pie sin realizar
un esfuerzo consciente de los músculos
mientras duerme.
Tomado de la red
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