Ahora no había miradas, no tenían que buscar dónde besarse con aquella pasión que los desbordaba. Ahora con el sol del atardecer se irán tantas caricias que sintió en su piel. Sus labios, casi han olvidado la dulzura de sus besos. Su voz, ya tan lejana. No recuerda su risa, el brillo de sus ojos se fue perdiendo al igual que se perdieron aquellas palabras. Las conversaciones quedaron como letras que jamás se escribieron. El sol se va y con él se ira lo que compartieron.
Conchita
Osuna
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