Cuando hay mucho por hacer,
tratar de encarar todo al mismo tiempo puede resultar muy tentador.
Sin embargo,
sería extraño conseguir algo adoptando una estrategia semejante.
El esfuerzo más efectivo es aquel que se concentra en algo.
Haz una cosa y hazla bien,
con total concentración, hasta que haya quedado completada.
Deja de lado tus pensamientos
y preocupaciones respecto de lo que vendrá a continuación.
Pon la atención en la tarea que tienes entre manos.
Saltar de una cosa a la otra puede ser un desperdicio de tiempo,
haciendo que el impulso que traías se diluya fuertemente.
Cuanto más haya por hacer,
más importante será que realmente te concentres en tus esfuerzos.
Las acciones que lleves a cabo apurado y disperso,
pocas veces te llevarán allí
donde debas llegar siquiera un poquito más rápido.
Se paciente,
mantente concentrado en una cosa a la vez
y harás el mayor progreso que podrías hacer.
Dale a tus esfuerzos el poder de la concentración y del impulso.
Y míralos generando resultados espectaculares.
(Desconozco el autor.)
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