Tu cuerpo, un templo de fuego y ternura,
un mapa que recorro con ansias y locura.
Tus curvas son senderos que guían mi andar,
en cada rincón, un misterio por desvelar.
Tu piel, suave lienzo, destila calor,
susurra secretos en el eco del amor.
Mis manos, fervientes, dibujan sin prisa,
la geografía sagrada que tu ser atiza.
Tus labios, llamas que mi alma devoran,
besarlos es el sueño que nunca se evaporan.
Y tus ojos, dos faros en la inmensa pasión,
me atrapan, me encienden, despiertan mi razón.
Tu cuerpo es mi refugio, mi adicción,
la esencia que arde en mi corazón.
No hay arte más sublime, ni amor más sincero,
que perderme en ti, mi deseo primero. |