Estoy contigo porque tú me sabes amar,
porque en tus manos mi alma logra descansar.
Sabes de mí lo que nadie ha logrado ver,
los secretos más oscuros que no me atrevo a ceder.
Cuando me amas, tu pasión me consume,
me enciendes como un fuego que nunca se resume.
Cada caricia tuya es un verso en mi piel,
dibujando historias que van más allá del papel.
Tus labios son el destino al que quiero llegar,
en ellos encuentro el universo para explorar.
Tus manos, ardientes, saben el camino,
despiertan mi cuerpo, me hacen perder el tino.
No hay rincón de mi ser que no conozcas ya,
cada gemido mío es tu victoria personal.
Tu amor no es tímido, no sabe de límites,
se entrega completo, profundo, sin escondites.
Es en tu abrazo donde quiero morir,
en el temblor de tu cuerpo, volver a vivir.
Tu piel contra la mía es un canto divino,
una danza sagrada, un placer sin destino.
Estoy contigo porque eres mi confidente,
mi amante feroz, mi eterno presente.
No hay nada que pida que tú no me des,
me haces sentir diosa, mujer y a la vez.
Cuando hacemos el amor, el mundo se detiene,
todo lo que existe es tu cuerpo que me tiene.
Eres mi refugio, mi vicio, mi locura,
mi razón de existir, mi eterna aventura.
Estoy contigo, mi amor, porque eres verdad,
porque en tus brazos hallé mi libertad.
No hay límites cuando de ti se trata, tu amor,
mi amor, es fuego que nunca se apaga.
César Pinto Muñoz