Quizás nunca dejaré de quererte,
porque el eco de tu risa aún vive en mi pecho,
porque en la penumbra de la soledad,
el recuerdo de tus ojos ilumina mi noche.
Quizás nunca dejaré de quererte,
porque fuiste la primavera que floreció en mi invierno,
la tormenta que arrasó mis muros
y dejó un jardín donde antes había ruinas.
Te quise con la fuerza de un río desbordado,
con el ardor de una hoguera en la medianoche,
te quise con la inocencia de quien se entrega sin reservas,
y con la pasión de quien no teme perderlo todo.
Pero si algo aprendí del amor,
es que a veces también se ama dejándolo ir.
No por falta de sentimiento,
sino porque quedarse duele más que partir.
Así que sí, te olvidaré.
Olvidaré los días donde el mundo se detenía por tu sonrisa,
los instantes en que tus manos fueron mi refugio,
y las noches donde nuestros sueños
se entrelazaban como raíces.
Te olvidaré porque el tiempo es un escultor implacable,
porque las cicatrices son memorias que aprenden a callar.
Te olvidaré porque mi alma necesita sanar,
y no puedo seguir viviendo en el umbral
de un ayer que no vuelve.
No será fácil, lo sé.
Habrá días en que el viento me traiga tu nombre,
y las calles me susurren historias que juré olvidar.
Habrá noches donde mi pecho se sienta vacío,
y las lágrimas sean mi única compañía.
Pero así es el olvido:
un proceso lento y cruel,
un duelo sin funeral,
una despedida que se prolonga hasta el infinito.
Quizás nunca dejaré de quererte,
porque el amor verdadero no se extingue,
solo cambia de forma,
se convierte en una lección, en una sombra,
en una parte de mí que llevo en silencio.
Pero, aun así, te olvidaré.
Porque merezco un amor que se quede,
que me abrace con la certeza de un amanecer,
que no se convierta en un fantasma al caer la noche.
Te olvidaré, aunque me lleve toda una vida.
Y cuando por fin lo haga,
cuando tu nombre deje de ser
una herida, te recordaré sin dolor,
como una página leída y cerrada.
Quizás nunca dejaré de quererte,
pero sí aprenderé a vivir sin ti.
Porque el amor que duele,
es un amor que merece decir adiós.