Usted… mi señora,
aunque tenga más de 40 primaveras,
usted sigue siendo hermosa.
Sigue levantando más de un suspiro…
Sigue provocando a más de un corazón rebelde.
Quién dice que sus pechos no tienen la firmeza como
cuando tenía 20 años, si no han conocido sus luchas,
su entereza para levantarse más de una ocasión.
Y qué decir de sus arrugas que se asoman en su piel,
su piel es digna de ser palpada por la mano de un rey.
Porque en ella lleva el pasar de la vida, con sus caídas,
con sus fracasos y también sus tristezas.
Y aun así sigue sonriendo como nunca…
Señora mía….
No solo le bajaría la Luna y las estrellas.
También el universo completo se lo pondría a sus pies porque
en ese par de piernas, ha sostenido los desaires de amores pasajeros.
La misma traición del amor, pero también las ganas de vivir cada día.
Señora mía…
Su vestido entallado aun luce su hermosa figura.
Aun provoca palpitaciones en mi cuerpo al verle por detrás.
Con esos encantos yo entregaría mi alma.
Por tenerla una noche completamente para mí…
Señora mía…
Usted sigue siendo tan hermosa como cuando tenía dieciséis
porque su belleza se reafirma con cada año que pasa.
Con esa mirada que cautiva.
Con esa sonrisa que enamora hace desear doblemente ser de usted…
No por lo que su cuerpo sigue provocando,
sino por lo que su alma aún puede hacerme sentir…
Señora mía…
Usted sigue siendo hermosa…
Porque aun el poeta, puede ver su belleza.
Esa belleza que la compara con un verso y una prosa…
Y que es capaz de inquietar a cualquier corazón, con tan sólo
que usted sonría, con que nos siga regalando esa mirada llena de vida…
Señora mía…
No olvide que usted sigue siendo hermosa…
Y lo es… porque la seguridad radica en su interior,
y no en lo que pocos llegamos a ver en usted.
Marco A…