La palabra carnaval significa adiós a la carne y su origen
se remonta a los tiempos antiguos
en los que por falta de métodos de refrigeración
adecuados, los cristianos tenían la necesidad de acabar,
antes de que empezara la Cuaresma,
con todos los productos que no se podían consumir durante ese período
(no sólo carne, sino también leche, huevo, etc.)
Con este pretexto,
en muchas localidades se organizaban
el martes anterior al miércoles de ceniza,
fiestas populares llamadas carnavales en los que se consumían
todos los productos que se podrían echar a perder durante la cuaresma.
Muy pronto empezó a degenerar el sentido del carnaval,
convirtiéndose en un pretexto para organizar grandes comilonas
y para realizar también todos los actos de los cuales se
"arrepentirían" durante la cuaresma,
enmarcados por una serie de festejos y desfiles en los que se exaltan
los placeres de la carne de forma exagerada,
tal como sigue sucediendo en la actualidad en los carnavales de algunas ciudades,
como en Río de Janeiro, Brasil o Nueva Orleans, Estados Unidos.
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