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۰۪۪۫۫●۪۫۰ Salud, Temas Varios ۰۪۪۫۫●۪۫۰: ۰۪۪۫۫●۪۫۰ Cefaleas, Un tema Complejo.. ۰۪۪۫۫●۪۫۰
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De: Roxana Tana (Mensaje original) |
Enviado: 24/09/2009 22:53 |
* CEFALEAS, UN TEMA COMPLEJO * |
Fecha: 09.01.2009 - 12.51 Autor: rox_tana1 |
CEFALEAS. 1º PARTE
Prof. Dr. Víctor José Villanueva
Deseamos desarrollar el tema por múltiples factores:
1) Su gran frecuencia, afectando entre el 20 y 40 % de la población general.
2)
La mayor incidencia ocurre en la etapa productiva de la vida
(adolescencia, juventud, adultez) deteriorando la calidad de vida y
frecuentemente interfiriendo con la actividad normal del individuo
durante el periodo doloroso (entre el 70 y 90 % de estas personas
padecen el dolor cefálico en algún momento de estos periodos).
3)
Su múltiple etiología en la cual, al lado de causas que no amenazan la
vida, hay otras que son graves o directamente mortales por lo que es
necesario poder discriminarlas para no caer en el error de
sobreestudiar una cefalea trivial ni de dejar pasar sin ningún exámen
especial, por ejemplo, un tumor cerebral.
Las cefaleas son dolores localizados en la cabeza que pueden, o no, extenderse a zonas vecinas como el cuello u hombros.
Sus
características son variables pero cuando adquieren las de ser
intensas, de aparición brusca, breve duración, de tipo fulgurante (
como una descarga eléctrica) y se repiten en la misma área, se
denominan cefalalgias, es decir, son neuralgias, y esto apunta a una
determinada etiopatogenia y un tratamiento específico.
CLASIFICACION:
Desde un punto de vista práctico, teniendo en cuenta la etiopatogenia y fisiopatología, las cefaleas pueden dividirse en:
· Intraencefálicas
· Extraencefálicas
· Asociadas a enfermedades generales
· Tensionales o psicógenas
Antes
de proseguir con la clasificación, pero en íntima relación con ella
veamos que estructuras de la cabeza pueden doler y de que manera.
Respecto
al primer punto, todas las formaciones anatómicas con inervación
aferente al neuroeje, somática o vegetativa, pueden ocasionar estímulos
dolorosos.
Por
ejemplo, las cubiertas del cráneo (piel, tejido celular subcutáneo,
músculos y aponeurosis, periostio), arterias extracraneales.
Dentro
del cráneo, pueden doler los senos venosos de la duramadre, la
duramadre de la base del mismo y sus arterias, las otras arterias, las
ramas sensitivas de los nervios trigémino, glosofaríngeo, neumogástrico
y los tres primeros cervicales.
En cuanto a los mecanismos, los vasos, arteriales o venosos, originan
dolor cuando son traccionados, desplazados, distendidos o comprimidos
por factores locales o sufren inflamación pero también pueden soportar
el efecto de procesos alejados como aumento del flujo o la presión
arterial o la liberación de mediadores químicos que llegan a los vasos
e inducen dilatación – contracción y además modifican el umbral al
dolor.
Los
nervios pueden ser comprimidos, traccionados, invadidos o desplazados.
Los músculos cervicales, frontales, occipitales, oculomotores duelen
por la contracción sostenida y duradera que crea isquemia y liberación
de diversas sustancias que estimulan los receptores sensitivos.
También
pueden causar dolores de cabeza variados, los senos paranasales, las
articulaciones témporomaxilares, los globos oculares y los oídos. Sus
mecanismos pueden ser la inflamación, infiltración neoplásica,
compresión por colecciones o formaciones sólidas.
Ahora, volvamos a la clasificación.
Cefaleas intraencefálicas: Se clasifican en dos grandes grupos:
· Cefaleas vasculares
· Cefaleas no vasculares
Cefaleas vasculares intraencefálicas:
En este grupo están la migraña o jaqueca y la cefalea acuminada o en
racimos o cefalea histamínica de Horton. Las causas son fenómenos de
vasoconstricción y dilatación de arterias no solo intracraneales, sino,
también, arterias extracraneales, en los que intermediarios químicos
como serotonina, histamina y prostaglandinas parecen desencadenar las
variaciones de los calibres vasculares.
Cefaleas no vasculares intraencefálicas:
En estas variedades existe dolor por tracciones y/o compresiones o
distorsiones de diversas estructuras como duramadre, especialmente sus
venas, distensión de ventrículos cerebrales o cisternas u orificios de
circulación del líquido céfalorraquídeo o bien por irritación
inflamatoria o química de los mismos. Aparecen cuando hay aumento o
disminución de la presión endocraneal con o sin inflamación. Se las
observa en los casos de meningitis, meningoencefalitis, hemorragia
subaracnoidea, tumores encefálicos, abscesos o hematomas
parenquimatosos, aneurismas, malformaciones vasculares, post
raquicentesis.
Cefaleas craneales extraencefálicas: Se originan en estructuras de la cabeza pero fuera del cráneo tales como: oculares (glaucoma, vicios de refracción= astigmatismo, hipermetropía, astenopía, iridociclitis, estrabismo), otorrinolaringológicas (sinusitis, otitis, mastoiditis), odontológicas (dentarias, articulaciones témporomandibulares), pares craneales (neuralgia del trigémino, del glosofaríngeo), arteritis y trombosis (arteritis temporal), osteoarticulares (artrosis o artritis del raquis cervical o de su porción con el cráneo).
Cefaleas asociadas a enfermedades generales:
Existe vasodilatación de las arterias craneales por mediadores químicos
como en las enfermedades infecciosas febriles (gripe, tifoidea,
neumonía) o distensión de las mismas en la hipertensión arterial, uso
de drogas vasodilatadoras (nitritos, hidralazina, bloqueantes alfa
adrenérgicos), hipercapnia (en la insuficiencia respiratoria), en la
intoxicación por monóxido de carbono, la policitemia vera y la resaca
luego de abundante ingesta de bebidas alcohólicas.
Cefaleas tensionales y psicógenas:
En este grupo el mecanismo es la contracción sostenida de los músculos
de la cabeza y del cuello. Ello crea isquemia y liberación de diversos
metabolitos que causan dolor.
Describiremos
sucintamente las características clínicas de las diferentes cefaleas y
daremos conceptos básicos de su tratamiento.
Migrañas o jaquecas: llamadas
también hemicráneas porque generalmente afectan la mitad del cráneo.
Con sus diferentes variedades, ocupan el segundo lugar en frecuencia de
cefaleas, después de las tensionales. Existe una forma clásica, una
común, una oftalmopléjica, una acompañada y una complicada .
La migraña clásica
es el paradigma de todas las demás formas presentando éstas algunas
variantes dentro del patrón general. Se caracteriza por accesos
dolorosos desencadenados por diferentes elementos como estados de
tensión, agotamiento físico, exceso de sueño, ingestión de alcohol o
alimentos determinados, periodo mestrual.
Existe
una personalidad especial (meticulosa, perfeccionista, con ideas
rígidas, obsesiva). Hay un fuerte componente hereditario con
antecedentes de antecesores de 1º o 2 º con dolores de cabeza.
La
enfermedad comienza pocos días u horas antes del dolor con el paciente
experimentando malestar general o cansancio, se vuelve irritable,
disminuye el apetito (periodo prodrómico). A continuación aparece las
auras, determinadas por fenómenos de isquemia cortical cerebral por
vasoconstricción, al principio en el lóbulo occipital: aparición de
manchas brillantes en campos visuales homónimos que del centro
progresan a la periferia, como flashes o como figuras luminosas de
bordes irregulares y aserrados.
Con
menor frecuencia puede aparecer parestesias peribucales, de mano o pie
del mismo lado, paresia, afasia o acúfenos. Este cuadro dura no más de
15 a 30 minutos y cede a medida que va apareciendo el dolor de cabeza
que al principio es leve o moderado, de tipo pulsátil, va aumentando de
intensidad progresivamente hasta que en una hora llegá al acmé y se
vuelve intolerable, abarca una zona frontal, témporo parietal u
occipital aisladamente o todas jubtas pero siempre la mitad del cráneo.
Se
acompaña frecuentemente de náuseas y/o vómitos, la luz y los sonidos
agravan el dolor por lo que el paciente se acuesta buscando la
oscuridad y el silencio. Si logra dormir, puede desaparecer el cuadro.
El episodio suele durar de algunas horas a unos pocos días.
En
general existe un periodo libre de sintomatología en que el paciente
está bien, de duración variable de varios días a semanas, meses o años.
El embarazo suele suprimir las crisis lo mismo que la post menopausia o
la ancianidad. Es más frecuente en las mujeres y suele comenzar en la
pubertad siendo rara después de la menopausia.
El exámen neurológico es normal y el clínico general no muestra ninguna alteración importante. La migraña común o atípica: es mucho más frecuente que la clásica y se caracteriza porque no existe auras ni pródromos.
La
sintomatología consiste solo en dolor y náuseas pues tampoco hay
vómitos, el dolor, si bien pulsátil puede abarcar toda la
circunsferencia del cráneo pero también es influenciado
desfavorablemente por la luz y el sonido y desencadenado por los mismo
factores. La intensidad de la cefalea es menor y resulta menos
incapacitante permitiendo en oportunidades continuar con las tareas
habituales.
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Último
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Migraña oftalmopléjica: se
caracteriza porque durante el periodo prodrómico o el de aura aparece
parálisis del III o VI par craneal que continua durante la fase de
dolor, incluso puede persistir después que cedió la crisis.
Migraña acompañada:
se caracteriza porque los síntomas y signos de déficit cortical por
vasoconstricción aparecen ya en el periódo prodrómico y duran todo la
etapa dolorosa y aún después ella.
Migraña complicada:
es parecida a la variedad acompañada solo que el déficit focal cortical
es definitivo por la producción de infartos isquémicos por obstrucción
orgánica y no funcional como en los casos anteriores.
Migraña del tronco basilar:
en todos los casos anteriores los fenómenos corticales deficitarios se
deben a vasoespasmo en el territorio carotídeo (parte anterior del
lóbulo occipital, parietal, temporal y frontal). En esta variedad el
vasoespasmo toma el territorio basilar (los dos tercios posteriores del
lóbulo occipital, cerebelo y tronco cerebral).
Los
síntomas deficitarios del aura son escotomas centelleantes de tipo
hemianopsico progresando a la ceguera de distribución hemianópsica, se
agrega ataxia y disartria, vértigos acúfenos, hipoacusia, diplopia con
estrabismos y parestesias en los miembros. Inmediatamentamente después
de 30 a 60 minutos o concomitantemente aparece violentas cefaleas
occipitales bilaterales pulsátiles con vómitos y estado confusional o
somnoliencia y tratornos de memoria, incluso puede haber coma
transitorio.
Luego
de unas horas se produce la remisión total de la sintomatología. Esta
variedad puede alternar con la dependiente de los vasos carotídeos,
sufre las mismas influencias y predominio de sexo y edad.
Tratamiento: no
existe tratamiento curativo porque no se conoce la etiología de la
enfermedad, parcialmente solo se sabe algunos datos de la
fisiopatogenia.
En base a ello se puede aspirar a disminuir la frecuencia y duración de las crisis así como la intensidad del dolor.
En
primer lugar, se debe suprimir todos los factores desencadenantes, que
por otra parte el paciente puede haber individualizado por lo crónico
del proceso. Así, se evitará todas las situaciones de stress, el sueño
prolongado, si existe algún síndrome psiquiátrico (ansiedad, depresión)
se indicará la medicación correspondiente y si es necesario, se
solicitará la colaboración del especialista. Se evitará el alcohol y
determinadas alimentos (chocolate, tomate, naranja, cebolla,
condimentos, algunos quesos estacionados, pescados marinos, etc.).
Se
suspenderá las drogas vasodilatadoras buscando reemplazarlas por otras
de acción menos potente o que produzcan el efecto hipotensor o de
reducir el consumo miocárdico de 02 por diferente mecanismo a la
vasodilatación (nitritos, prazosin o hidralazina por: bloqueantes beta
adrenérgicos, bloqueantes del calcio, enalapril, diuréticos).
Tratamiento farmacológico preventivo: en
base a la demostración de que el dolor tiene una íntima relación con
fenómenos de vasoconstricción, principalmente arteriolar, en una primer
etapa, seguida de una vasodilatación, todas ellos mediados por
serotonina, histamina, prostaglandinas o leucotrienos, se preconiza
drogas que impidan dichos fenómenos antagonizándolas.
Una
droga útil es la metisergida que inhibe la síntesis y liberación de
serotonina de sus depósitos pero que ha sido dejada de lado porque
produce con frecuencia fibrosis retroperitoneal y pleural.
Otra
droga antiserotonínica (bloquea sus receptores) útil y con menos
inconvenientes es el pizotifeno (Sandomigran: comprimidos con 0, 5 mg.
de droga) que se usa empezando con 0,5 mg. x día en una toma a la noche
o divididas para combatir el principal efecto colateral que es la
somnolencia, sequedad de boca y aumento del apetito. Luego se aumenta
lentamente hasta llegar a 1, 5 mg. por día. En casos rebeldes se puede
llegar hasta 4,5 mg. por día. Otra droga profiláctica, especialmente
indicada en los hipertensos y coronarios es el propranolol que
antagoniza la fase de vasodilatación.
La
dosis útil es variable oscilando entre 80 y 240 mg. por día o más. Está
contraindicado en las EPOC, bradiarritmias e insuficiencia cardíaca
congestiva. Los bloqueantes cálcicos antagonizan la etapa de
vasoconstricción, anteriormente se utilizó el verapamil y la nifedipina
y actualmente se agregó la flunarizina: ( Mondus y Sibelium:
comprimidos con 10 mg). Dosis: 10- 20 mg. x día. Se puede combinar
ambos bloqueantes( cálcico y adrenergico beta) para aumentar su
eficiencia y/o reducir dosis y efectos colaterales. El uso de la
medicación profiláctica está indicada en casos de extremada frecuencia
de crisis ( más de una semanal o cada 10- 15 días) y que interfiera con
sus actividades, siempre que las medidas generales preventivas
anteriores no hubieran dado resultado.
Tratamiento supresivo:
se debe instruir al paciente que la eficacia del tratamiento aumenta en
la medida que se lo aplique con la mayor precocidad posible. En el caso
de pródromos debe abandonar sus tareas y acostarse en silencio y en la
obscuridad. Puede iniciar la medicación con un antiemético como 10 mg.
i. m. de metoclopramida o domperidona o 30 mg. de la segunda por vía
oral.
Por
vía oral puede recibir 500 a 1. 000 mg. de aspirina o 1g. de
paracetamol. También pueden ser útiles otros AINES como diclofenac
sódico: 75 mg. i.m. Incluso se puede aumentar su efecto analgésico con
codeína o propoxifeno (crean dependencia y otros efectos colaterales
como costipación y náuseas) u otro opiáceo sintético nuevo como
tramadol. En caso de falla de las medidas anteriores se recurre a la
ergotamina, derivado del hongo cornezuelo del centeno, de efecto
estimulante alfa adrenérgico y vasoconstrictor en el territorio
carotídeo y muy efectivo para suprimir el dolor siempre que se lo use
en la fase de pródromos, aura o al inicio del dolor.
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También
parece tener un efecto antiserotonínico. Actualmente no existe formas
farmacéuticas parenterales o supositorios, solo viene en comprimidos
con 1 mg. de la droga, sola o combinada con 100 mg. de cafeína que
aumenta su efectividad. Se administra un dosis inicial de 1 a 2 mg. que
se puede aumentar cada 30 minutos hasta llegar a 6 mg.en el día y no
pasar de 10 mg. en la semana. Está contraindicado en los pacientes con
enfermedad arterial, cardiopatía isquémica, hipertensión arterial e
hipertiroidismo. Puede producir cefaleas y vómitos con o sin
hipertensión arterial en cuyo caso simula crisis jaquecosas que inducen
a aumentar las dosis y agravar la intoxicación. Además, puede
desencadenar adicción.
Una
nueva droga, el sumatriptan, de acción vasoconstrictora, es muy útil
como supresiva. Viene en comprimidos de 100 mg. y ampollas con 6 mg.
para uso por vía subcutánea (Micranil – Imigran). La dosis inyectable
es de 6 mg. que se puede repetir no menos de 1 hora después. Por vía
oral se puede administrar 100 mg.de entrada y repetir dos tomas más
cada hora.
Cefalea en racimos o acuminada:
llamada también cefalea histamínica de Horton y cefalea en salvas. Es
un síndrome vascular por alteraciones similares a la hemicránea cuyos
intermediarios parecen ser la histamina y el sistema vegetativo
parasimpático.
Es
un proceso que predomina en el sexo masculino y comienza alrededor de
la 3º década de la vida en contraposición a la jaqueca, que es mayor en
mujeres y comienza en la adolescencia. Suele comenzar bruscamente, sin
pródromos ni auras, la mayoría de las veces durante las primeras de
sueño despertando al paciente por la intensidad del dolor. En general
se presenta como uno a tres paroxismos por día durante 15 a 60 días
consecutivos.
Cada
episodio durando de 30 minutos a 2 hs. Luego desaparecen por un tiempo
variable de varios meses a 2-3 años para reaparecer en el mismo lado.
El dolor en cada episodio es muy intenso desde el primer momento, ocupa
la cavidad orbitaria e irradia a las zonas frontal y temporal vecinas,
incluso paladar, encías y fosa nasal. Es de tipo terebrante, urente,
cortante. Se acompaña de congestión conjuntival con lagrimeo y edema de
los párpados correspondientes, obstrucción nasal y rinorrea, todos del
mismo lado que el dolor.
Por
lo brutal de sus características y por no exacerbarse con el
movimiento, suele producir inquietud del paciente, incluso la
compresión de las zonas involucradas, su golpeteo con la mano, objetos
o contra la pared o muebles, aplicación de frío o calor. Todo ello sin
resultados. Existe una forma crónica en la cual no aparecen las
remisiones y los episodios se suceden durante años. Otra forma es la
hemicránea paroxística crónica que ataca mujeres en los 40 años, los
accesos diarios son muy frecuentes pero de menos duración, 15 a 30 por
día y no más de 15 minutos c/u.
Tratamiento: no
existe ninguna medicación eficaz una vez que se desencadena la crisis.
En algunas ocasiones la inhalación de 02 al 100% ha podido yugular el
dolor. El tratamiento preventivo es eficaz en cerca del 90% de los
casos y los rercursos utilizados son los mismos que en la hemicránea.
La ergotamina es muy efectiva.
Se
administra 2 mg. por vía oral una hora antes de dormir o de los
momentos en que se sospecha la aparición del dolor. Si no hay ritmo
horario, se ingiere 3 mg. por día dividido en tres dosis sin pasar de
10 mg. por semana. Otra alternativa es el pizotifeno que se administra
a razón de 2 a 4 mg. por día. La prednisona, 30 a 80 mg. por día ha
demostrada su utilidad, lo mismo que los bloqueantes cálcicos.
Ambos
se usan cuando los otros medicamentos no dan resultados. En la forma
crónica solo la prednisona es efectiva, pudiendo mejorar su utilidad
con un tratamiento previo con carbonato de litio: 600 a 900 mg. por
día. Para la hemicránea paroxística crónica la droga de elección es la
indometacina: 75 a 150 mg.por día vía oral.
Cefaleas intraencefálicas no vasculares: Este
es un grupo relevante por su etiología, causado por lesiones ocupantes
de espacio en la cavidad craneal que determinan el síndrome de
hipertensión intracraneal y también irritan directamente las
estructuras sensibles del cráneo por invasión, inflamación,
tironeamiento y compresión.
Por
ello se llaman también cefaleas por tracción o compresión. Sus causas
son neoplasias benignas o malignas, colecciones hemáticas o purulentas,
granulomas y quistes. Muchas se manifiestan por el síndrome de
hipertensión intracraneal en el cual la cefalea se acompaña por
vómitos, bradicardia, hipertensión, costipación y edema de las papilas
ópticas.
Desgraciadamente,
a veces, este síndrome es de aparición tardía o incompleto o no
aparece, de modo que la cefalea adquiere la mayor trascendencia como
medio de sospecha diagnóstica. Estas no tienen características propias
que orienten hacia su etiología, pueden ser leves, moderadas, intensas,
localizadas o generalizadas o hemicraneales, constrictivas o
pulsátiles.
Algunas particularidades pueden ser útiles para orientarse:
a) aparición en un paciente adulto o anciano que nunca sufrió cefaleas,
b)
en un paciente que ha sufrido cefaleas en forma habitual, el cambio de
las mismas en los últimos tiempos es muy valioso (se vuelve más
frecuente hasta ser contínua y más intensa, apareciendo de noche,
despertando al paciente o por la mañana al levantarse o bien
agravándose en esos horarios; los aumentos de la presión intracraneal
por la tos, estornudo, defecación así como los movimientos de la cabeza
las exacerban).
La
aparición de signos lesión focal neurológica así como la observación en
la oftalmoscopía de algunas alteraciones (la dilatación de las venas
retinianas con disminución de la pulsatilidad y/o el borramiento de un
segmento del borde de la papila) son elementos valiosos para el
diagnóstico.
Las
cefaleas por meningitis cursan con fiebre, rigidez de nuca, signos
Kernig y Brudzinsky en un paciente con antecedentes de haber padecido
poco antes un cuadro de faringits, otitis o sinusitis. La
hemorragia subaracnoidea se instala luego de un esfuerzo, en forma
brutal con intenso dolor de cabeza con irradiación a la nuca y
aparición del síndrome meníngeo. El absceso cerebral cursa con o sin
hipertensión endocraneal pero con fiebre y antecedentes de un foco
séptico como el de la meningitis u otra localización.
En
ambos procesos el dolor se produce por inflamación de la leptomeninge,
irritación de las raíces nerviosas posteriores y por hipertensión
intracraneal.
Otra
variedad de cefalea intraencefálica no vascular es la que aparece luego
de una punción raquídea o cisternal, es decir, por hipotensión
intracraneana debido a la fuga de LCR luego de haber extraído la aguja
del espacio subaracnoideo por la rigidez de la duramadre cuyo orificio
no se contrae permitiendo que siga saliendo el fluido cerebroespinal.
Ello
anula la flotación que experimenta normalmente todo el encéfalo
envuelto por las meninges con una capa de líquido en su interior. Esto,
a su vez, hace que que las estructuras sensibles (senos venosos de la
duramadre, arterias, venas y nervios sensitivos) queden traccionadas
produciendo el dolor.
Suele
aparecer unas pocas horas luego de la punción, puede ser de tipo
gravativo o pulsátil, de localización occipito frontal o difusa, de
intensidad variable, se intensifica con los esfuerzos, la posición de
sentada o de pié y se atenúa con el decúbito en Trendelemburg (miembros
inferiores y tronco más altos que el cuello y la cabeza).
Para
evitar este cuadro un sujeto que es punzado debe permanecer en reposo
en decúbito dorsal durante varias horas. Si aparece el dolor debe
hidratársele y administrársele analgésicos comunes.
Una
causa de cefalea propia del anciano es la arteritis temporal de Horton
(diferente a la cefalea histamínica de Horton que ya explicamos en
párrafos anteriores). Esta es una enfermedad autoinmune, inflamatoria y
granulomatosa con células gigantes de la pared arterial, no solo
temporal superficial sino también de las arterias retinianas y
masticadoras y otras ramas de la carótida externa.
El
paciente que sufre esta enfermedad experimenta un dolor temporal con
irradiación frontal y parietal, de tipo constrictivo, punzante,
terebrante o pulsátil. Al examen se puede encontrar la arteria
engrosada en forma irregular, dolorosa y en zonas sin pulso.
Cuando
participan las ramas masticatorias el paciente experimenta dolor
masticatorio y debilidad del acto hasta quedar con impotencia muscular.
La complicación más grave es la obstrucción de las arterias retiniana
que pueden llevar a la ceguera. El mismo proceso pueden sufrir las
arterias musculares de las cinturas escapular y pelviana en que el
paciente aqueja dolor y debilidad muscular en hombros y zonas glúteas.
El
cuadro se denomina polimialgia reumática y puede evolucionar
aisladamente o junto con la arteritis temporal. En ambas situaciones
hay síndrome febril con eritrosedimentación acelerada y moderada
anemia. El diagnóstico se establece con la biopsia de por lo menos dos
cm. de longitud de la arteria tratando de tomar una zona engrosada,
dolorosa y/o sin latidos. Si el resultado es negativo se obtiene una
muestra de la arteria del lado opuesto.
En caso de sospecha de involucramiento de otras arterias de la carótida
o vértebro basilar se debe efectuar arteriografía. El tratamiento
soberano es la corticoterapia (prednisona 1 mg. x kg. de peso por día
hasta remisión del cuadro y normalización de los parámetros de
laboratorio o por 4 semanas, momento en que se reduce la dosis en 5 mg.
semanales hasta llegar a 10 mg. por día y a partir de allí se baja 1
mg. cada 3 semanas hasta suprimir la hormona. Todo esto para evitar las
recidivas).
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De
las afecciones otorrinolaringológicas las sinusitis agudas y crónicas
puede causar dolor frontal, periorbitario o infraorbitario o en el
vértex. Hay antecedentes de rinorrea de diferente carácter con
obstrucción nasal, fiebre, dolor faríngeo con expectoración. La
palpación o percusión sobre la pared anterior del o los senos frontales
y maxilares despierta dolor. Se puede observar secreciones y costras en
las narinas o secreciones en la pared posterior de la orofaringe.
La otitis media y la mastoiditis
se manifiestan por dolor en el oido que irradia a la zona temporal y a
la zona mastoidea, son muy intensos, pulsátiles o terebrantes. Las Rx.
del cráneo para ver senos paranasales y celdas mastoideas aportan datos
diagnósticos al mostrar el velamiento de sus cavidades.
Los vicios de refracción del ojo
(astigmatismo, hipermetropia, astenopía) y los desequilibrios
musculares que producen forias (estrabismo intermitente) ocasionan
cefalea por tensión de los músculos extrínsecos del ojo, incluso de los
músculos del cuello. Son cefaleas de grado variable, orbitarias con
irradiación frontal y a veces parietal, generalmente cuando uno fija la
vista y la mantiene prolongadamente para la lectura o ver TV o cine y
más aún si mantiene la cabeza en posición forzada.
El glaucoma agudo o crónico
produce dolor en el globo ocular que se irradia a la zona
periorbitaria, frontal y temporal siguiendo el trayecto del nervio
oftálmico o del maxilar superior. A la palpación el ojo está duro. Se
acompaña de náuseas y vómitos en la forma aguda. La iridociclitis
produce un dolor agudo con iguales características que se exacerba con
los movimientos y con la acomodación para la visión cercana.
Diversos
procesos dentarios pueden originar irritación de los nervios maxilar
superior o inferior y una neuralgia que sigue el trayecto de los mismos
pudiendo simular una cefalea. La observación de las piezas dentarias,
su percusión con un instrumento metálico despertando dolor y el estudio
radiográfico aclaran el diagnóstico. La artritis témpopromaxilar en las
malas oclusiones bucales pueden ocasionar dolor periauricular y
temporal que aparecen o se intensifican con la masticación y al palpar
la articulación al desplazarla lateralmente.
Las artrosis y artritis cervicales superiores
(C1 a C3) u occipitoatloideas y las inferiores pueden producir dolor en
la parte superior de la nuca con irradiación occipital, incluso a veces
a la zona parieto frontal u orbitaria. El exámen demuestra limitación
de la movilidad activa y pasiva del cuello con dolor durante las
maniobras. Generalmente mejoran con kinesioterapia, antiinflamatorios
no esteroides y miorrelantes.
Las neuralgias de los nervios craneales sensitivos
se producen por irritación mecánica, estructural, de los mismos o sus
núcleos o sus vías de proyección o por trastornos funcionales puros de
causas desconocidas. Causan dolores de aparición brusca, de muy corta
duración, muy intensos, superficiales y que se localizan en sus
territorios de distribución.
Pueden
aparecer espontáneamente o desencadenarse con la estimulación de puntos
selectivos. Las más comunes son la neuralgia del trigémino y del
glosofaríngeo. Menos frecuentes son la del suboccipital o de Arnold y
la facial atípica.
La neuralgia del V par,
es la más importante. Es más frecuente en las mujeres y suele comenzar
después de los 60 años. Puede afectar cualquiera de las tres ramas del
nervio (oftálmico, maxilar superior y maxilar inferior) pero predomina
en las dos últimas.La mayoría de los casos son idiopáticos cuyas causas
no se conocen o no está probado que sean las reales atribuyéndose a
isquemia, inflamación u otros.
Hay
casos secundarios a lesiones demostrables como compresiones tumorales,
aneurismáticas o por malformaciones arteriovenosas, irritación tóxico
metabólica por diabetes, por procesos dentarios u oculares, o por una
placa de desmielinización protuberancial en la esclerosis múltiple. Se
caracteriza por dolores muy fuertes, de tipo fulgurante, terebrante,
cortante sobre el pómulo y mejilla llegando a la nariz y labio
superior, o bien sobre la mandíbula, dientes inferiores, mucosa yugal y
labio inferior, siempre unilateral sin pasar al lado opuesto, aparece
de golpe, generalmente durante la vigilia, dura unos pocos segundos y
cede espontámente.
Suele
ser desencadenado por el acto de hablar, masticar, lavarse la cara o
afeitarse. Luego de un tiempo variable puede extenderse a la rama
oftálmica cuando el dolor toma la órbita, ojo y párpado irradiando a la
frente y sien. Los accesos dolorosos repiten varias veces al día y así
evolucionan durante un tiempo variable de días, meses o años hasta que
remiten totalmente por lapsos también variables de meses a años.
En la neuralgia esencial el exámen neurológico
es normal mientras que en la secundaria se puede encontrar hipo o
anestesia en las zonas de distribución de alguna de las tres ramas del
nervio, arreflexia corneal y maseterina o signos de lesión de vías
largas o de núcleos de pares craneales vecinos. Los estudios por
imágenes deben aplicarse cuando existe evidencias de organicidad o no
se está seguro de tratarse de una forma idiopática.
La neuralgia del glosofaríngeo
es menos frecuente que la anterior (1 de c / 200 casos). En realidad
afecta este nervio y el neumogástrico en virtud de tener un origen
compartido y anastomosar algunas de sus ramas. Reviste las mismas
características generales que la del V par, aparece en la misma edad y
afecta a ambos sexos por igual. Existe casos idiopáticos y secundarios
(por irritación de sus terminaciones en cánceres de faringe, laringe,
laringitis y faringitis).
El
dolor es episódico y localiza en la base de la hemilengua, hemivelo del
paladar y hemigarganta pudiendo propagarse a la mandíbula, oído y
hemicuello. Es de carácter fulgurante o desgarrante, de pocos segundos
de duración y reiterar varias veces al día. En virtud de transportar
fibras parasimpáticas puede acompañarse de bradicardia o síncope. Puede
desencadenarse espontáneamente o por la deglución, el hablar, bostezo,
tos o sonarse la nariz.
La neuralgia occipital de
Arnold (formado por las ramas posteriores del 1º, 2º y 3º nervios
cervicales) se caracteriza por un dolor con caracteres similares a los
anteriores, en la zona occipital y parte alta de la nuca que se propaga
al vértex, zona parietal y frontal llegando a veces a la órbita. El
dolor es desencadenado por los movimientos de flexoextensión o rotación
de la cabeza o al caminar taconeando, al andar en auto y pasar un bache
o por posición forzada de la cabeza. La compresión del punto de
emergencia del nervio desde los planos profundos al tejido subcutáneo a
través de la aponeurosis (unión de los 2/3 internos con el 1/3 externo
de la curva occipital superior) provoca o exacerba el dolor. La
tracción de la cabeza hacia arriba o la infiltración anestésica del
punto de emergencia del nervio calma el dolor. La neuralgia se debe a
artrosis, artritis, traumatismos y malformaciones de la articulación
occipito atloidea o atloido axoide o de la 2º con la 3º cervical.
La neuralgia facial atípica
se atribuye a dolor originado en el nervio vidiano y/o ganglio
esfenopalatino (que conducen fibras parasimpáticas para los ojos,
anexos y fosas nasales). Otros autores cree que existe liberación local
de mediadores vasoactivos (histamina, serotonina y bradiquinina)
inducidos por la vasodilatación de origen vegetativo.
Produce episodios dolorosos en el piso medio de la cabeza: zona
orbitaria
y malar con irradiación zigomática y temporal, intensos, terebrantes o
constrictivos, que aparecen de golpe, en horario nocturno por lo
general, duran alrededor de una hora y se acompañan de congestión
ocular, lagrimeo, obstrucción nasal y rinorrea. Aparece en la edad
media de la vida y predomina en mujeres. Es bastante parecida a la
cefalea histamínica o en racimos con la salvedad de que predomina en
mujeres en lugar de hombres.
Tratamiento de las neuralgias: En
el caso de la neuralgia trigeminal idiopática (la más frecuente) el
tratamiento de primera instancia es el farmacológico y la droga de
elección la carbamazepina, quien actúa reduciendo las descargas de las
células del núcleo sensitivo del nervio y/o reduciendo la velocidad de
conducción a través de las fibras centrales o periféricas. La dosis
efectiva es de 400 a 800 mg. por día en varias tomas y que por el
efecto sedante exige comenzar con cantidades menores aumentando
progresivamente en varios días a 3 o 4 semanas. Se debe controlar
mensualmente la hematopoyesis por el riesgo de aplasia medular.
En
caso de fracaso se puede recurrir a la difenil hidantoina cuya eficacia
es menor pero a veces puede dar resultados cuando la primera no actúa.
Su mecanismo de acción es el mismo. La dosis es de 300 a 400 mg. por
día con las mismas pautas que la carbamazepina por los mismos efectos
depresores del sistema nervioso central. También puede producir
hipertrofia gingival con el uso crónico.
Una alternativa para aumentar la efectividad de estas drogas es el
agregado de antidepresivos tricíclicos como la imipramina o la
amitriptilina en dosis de 75 mg. por día repartidas en tres tomas. En
la neuropatía diabética la vitamina B1: 100 mg. por día y la B12: 5.000
microgramos por día, ambas preferentemente por vía parenteraldurante 15
días y luego oral por tres meses junto con ácido tióctico, 600 a 1.200
mg. por día, orales.
En
caso de no haber respuesta a la farmacoterapia, en las neuralgias
severas, se consultará con neurocirujano para aplicar la cirugía del
nervio. En las neuralgias secundarias además de la medicación
antineurálgica sintomática se debe aplicar el tratamiento especializado
que corresponda.
En
la neuralgia del nervio glosofaríngeo se debe investigar minuciosamente
procesos patológicos de la base de la lengua, faringe o laringe pues su
existencia requiere la participación del especializado
(otorrinolaringólogo y oncólogo).
En
las neuralgias primarias los recursos farmacológicos son los de primera
elección y son los mismos que en las del trigémino solo que como tienen
menor efectividad, la carbamazepina debe usarse con una dosis mayor
(1.000 mg. por día). Si fracasan las drogas se indica la sección del
nervio que si bien suprime las crisis puede dejar como secuela
disminución de la sensibilidad, unilateral, en el 1/3 posterior de la
lengua, velo del paladar y faringe.
En
la neuralgia occipital los recursos prioritarios son la kinesioterapia
(masoterapia, tracción cervical y termoterapia profunda= ultrasonidos u
onda corta), los AINES y miorrelajantes (diazepan, pridinol,
clorzoxazona, carisoprodol). En segunda instancia, las infiltraciones
del nervio de Arnold con un anestésico y un corticoide de depósito y
liberación lenta. En última instancia se consultará al neurocirujano o
al traumatólogo que indicaran tratamiento inmovilizador con diversos
dispositivos externos o quirúrgicos (artrodesis).
En la neuralgia facial atípica están indicados los antidepresivos tricíclicos como preventivos.
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Cefaleas asociadas a enfermedades generales: Diversas
enfermedades sistémicas pueden cursar con cefalea, generalmente de tipo
vascular por vasodilatación inducida por liberación de diversos
intermediarios, tóxicos (como el CO), medicamentos, etc. Otras veces el
dolor es tensional por contractura muscular.
La
cefalea no adquiere la trascendencia que en los grupos anteriores
siendo una manifestación más del cuadro clínico de la enfermedad
causal, en pocas circunstancias puede obligar a un diagnóstico
diferencial con una cefalea por hipertensión intracraneal o síndrome
meníngeo. Causa frecuentes son las enfermedades febriles y la
hipertensión arterial. En el primer caso, se ve con frecuencia en la
gripe u otras virosis de las vías respiratorias superiores y faringits
bacterianas.
El
dolor suele ser constrictivo o pulsátil, moderado, a localización
frontal con irradiación hacia atrás, parietal u occipital, difuso y no
hemicraneal, junto con ello aparece el dolor faríngeo espontáneo y con
la deglución, la congestión de las fauces y pared posterior orofaríngea
con o sin placas pultáceas y/o adenopatías submaxilares.
La
otra etiología común es la hipertensión arterial. La forma crónica,
estable suele cursar muchas veces con cefaleas occipitales
constrictivas con propagación cervical y parietal, de aparición
matutina y que desaparecen con el transcurso del día. Muchas veces,
aunque coinciden con hipertensión arterial no se deben a ella sino a un
mecanismo tensional psicógeno o musculoesquelético cervical. Para
atribuir el dolor a la verdadera causa debe encontrarse lesión de algún
órgano blanco (retina, miocardio, riñón), descartar patología cervical
y curar con la medicación hipotensora.
Otro
dolor hallable en esta enfermedad es de la encefalopatía hipertensiva
en la cual el ascenso súbito de la presión arterial generalmente debido
a una vasoconstricción arteriolar generalizada vence los mecanismos de
regulación circulatoria en el cráneo (vasoconstricción arteriolar
cuando la presión dentro de ellas aumenta) creando edema cerebral e
hipersecreción de líquido céfalorraquídeo con la consiguiente
hipertensión endocraneal. La cefalea es intensa, pulsátil, parieto
occipital con irradiación a la parte superior de la nuca, náuseas y
vómitos y eventualmente confusión mental o convulsiones.
El
episodio se trata con alguna droga hipotensora por vía parenteral como
clonidina o clorpromazina junto con furosemida que además del reducir
la presión sanguínea reduce la intracraneal al disminuir el edema y la
secreción del LCR. Puede potenciar estos efectos la inyección i.v. de 8
mg. de dexametasona.
La
intoxicación por monóxido de carbono se suele ver en personas que han
permanecido un tiempo hacinadas en lugares cerrados con escasa
renovación del aire, generalmente con humo de cigarrillo y que notan
una sensación de peso difusa en la calota craneal de intensidad
variable que dura poco después de suprimir la inhalación del aire
viciado. El dolor puede yugularse con aspirina o paracetamol.
Cefaleas tensionales o psicógenas: Son
las más frecuentes en la práctica médica, incluso, que las vasculares.
Se originan en los músculos de la cabeza y cuello por un proceso de
contracción sostenida (contractura) que origina isquemia con liberación
de diversos metabolitos que producen estimulación de terminaciones
nerviosas sensibles, por un lado, y, por otro, vasodilatación
reaccional con edema e infiltración celular que perpetúan la
inflamación vascular y perivascular. Afectan a las personas jóvenes
entre los 20 y 40 años, más frecuentes en mujeres que hombres.
En
general afectan a individuos tensionados crónicamente, más raramente
con estados emotivos bruscos. Son de instalación paulatina, de
intensidad moderada, de tipo compresivo, generalmente en la bóveda
craneal, más bien contínuas, no pulsátiles, difusas o localizadas,
suelen localizar en la región occipital y de allí irradiar a la nuca y
zona parietal. A veces a las zonas temporales. Otras veces se ubican en
la zona frontal y corren al vértex.
Aparecen a la mañana y van aumentando de intensidad a medida que
transcurre la jornada pudiendo desaparecer al atardecer o durar todo la
vigilia y cediendo con el sueño o el reposo. No suelen acompañarse de
vómitos ni sufren la influencia de la luz ni el sonido. El exámen
revela limitación de la movilidad del cuello y dolor a la palpación en
los músculos de la bóveda craneal, masticadores y laterales y/o
posteriores del cuello.
El exámen radiográfico revela solo una rectificación de la lordosis
fisiológica del cuello, no se ve signos de artrosis, y las Rx. del
cráneo y senos paranasales son normales. El tratamiento supresivo
incluye AINES con miorrelajantes combinados con sedantes y
kinesioterapia. El tratamiento de sostén es la psicoterapia.
Debe
evitarse la ergotamina que suele venir incluida en varios preparados
anticefaléicos y que por tener analgésicos variados (aspirina,
ibuprofeno, dipirona o paracetamol) es usada asiduamente creando un
cuadro de dependencia. Por la misma razón debe evitarse los opiáceos
como la codeína y el propoxifeno.
Orientación diagnóstica: Para
cumplimentar uno de los objetivos enumerados al comienzo de este
escrito (nº 3), es importante valorar la importancia de la cefalea. El
primer paso es una anamnesis minuciosa. Hay que ver si el paciente
padece una cefalea aguda o si se trata de una forma crónica,
recurrente. Los dolores agudos, sin antecedentes previos, orientan
hacia una hemorragia subaracnoidea o un proceso expansivo intracraneal
mientras que un paciente que padece crónicamente el proceso es
sospechoso de padecer una migraña o una cefalea tensional.
En
lo referente a la edad de comienzo, los jóvenes llevan la sospecha a
una cefalea vascular y la presentación después de los 60 años es
característica de la arteritis temporal pudiendo también tratarse de
una neoplasia craneal o de una patología del raquis cervical. Si se
trata de una mujer es más probable que una cefalea vascular sea causada
por hemicránea y si se trata de un hombre que lo sea por la forma en
racimos o acuminada.
La
existencia de antecedentes familiares de cefaleas recurrentes existe en
las cefaleas vasculares. Debe preguntarse taxativamente acerca de la
influencia de la mestruación de ingestión de anovulatorios o drogas
vasodilatadoras (migrañas), si sufrido una punción lumbar o traumatismo
craneal o si hay antecedentes de patología otorrinolaringológica,
ocular o dentaria. A continuación debe estudiarse las características
del dolor. En general, y sin ser absolutos, un dolor pulsátil es más de
una cefalea vascular aunque las de los tumores cerebrales pueden
también serlo mientras que el dolor psicógeno es de tipo constrictivo y
contínuo mientras persista. Un dolor instantáneo, fulgurante puede
deberse a una neuralgia.
La
localización e irradiación a un hemicráneo pertenece a la jaqueca. Un
dolor ocular puede ser debido a migraña común, cefalea en racimos,
neuralgia del trigémino, glaucoma, sinusitis. Las cefaleas frontales se
deben a arteritis temporal, tensionales, tumores supratentoriales. Las
temporales pueden serlo por arteritis temporal, problemas óticos. Los
dolores occipitales, pueden indicar hemorragia subaracnoidea,
meningitis, artropatía cervical, tumores infratentoriales.
En
cuanto a la duración y evolución, las cefaleas de instalación brusca,
luego de un esfuerzo se puede ver en la hemorragia subaracnoidea, la de
las lesiones expansivas de crecimiento progresivo se instalan en forma
solapada y van intensificándose paulatinamente y durando cada vez más
hasta ser contínuas. Puede despertar al paciente como la cefalea
acuminada o la hipertensiva mientras que la hemicránea puede ceder con
el sueño. En los tumores, la maniobra de Valsalva y determinadas
posiciones de la cabeza agravan el dolor.
Las
cefaleas vasculares evolucionan por brotes, diarios o semanales, y
luego desaparecen por tiempo variable. La cefalea tensional aparece
poco o mucho luego del despertar y va aumentando con el transcurso del
día para llegar al máximo a la noche suele ceder con el sueño. La
sintomatología acompañante puede aportar datos de interés. Por ejemplo
los escotomas centelleantes 15 minutos antes del dolor se ven en la
migraña clásica. El lagrimeo con rubicundez ocular, obstrucción y
descarga nasal aparecen en la cefalea histamínica de Horton.
La
existencia de síntomas depresivos o ansiosos deponen a favor de la
variedad psicógena. Si hay fiebre, debe descartarse meningitis,
encefalitis, enfermedades extracraneales sistémicas (gripe u otras) y
arteritis temporal de Horton. La pérdida de la agudeza visual es de la
misma etiología. Los antecedentes de tabaquismo y de tos con
expectoración crónica se puede deber a hipercapnia por insuficiencia
respiratoria.
En
el examen neurológico debe buscarse signos meníngeos y de focalidad.
Recordar que una artropatía cervical severa o con mucho dolor puede
manifestarse por rigidez de nuca que confunde el cuadro. Los signos
focales indican lesiones expansivas pero también se pueden ver en
migrañas acompañada o complicada. El exámen debe continuar con la
palpación y auscultación de la cabeza. En caso de tumores del esqueleto
se los puede palpar. En la arteritis temporal se encuentra una arteria
temporal engrosada, sin pulso y dolorosa.
En las malformaciones arteriovenosas se puede escuchar soplos sobre el
cráneo. La exploración continua con la palpación y percusión de las
proyecciones de los senos frontales y maxilares, la percusión de las
piezas dentarias con un objeto metálico, la observación de las narinas
y orofaringe, la medición de la tensión arterial, la observación del
color de la piel (cianosis en la EPOC y coloración rojo vinoso con
abundante vasos finos en la policitemia vera) y la semiología
respiratoria.
A
continuación debe efectuarse un examen de fondo de ojo que nos aportará
evidencias de hipertensión intracraneal y de retinopatía hipertensiva.
En
caso de signos focales y edema de papila con cefaleas agudas en que no
surge claramente su diagnóstico está indicado efectuar TAC del cerebro.
La punción lumbar se efectuará luego de la oftalmoscopía una vez
descartado edema de papila es casos de cefalea aguda y síndrome
meníngeo. En casos de indicios de que la cefalea sea craneal
extraencefálica se requerirá la colaboración del ORL, oftalmólogo,
odontólogo, y se solicitará Rx. cervical y del cráneo.
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