
El escondite de Omar.
Omar Lara tiene un escondite en Concepción pero no ha sabido ni ha podido andar escondido, su territorio tiene la forma de una habitación llena de libros que lleva el número 139 de la calle Ongolmo en la ciudad de Concepción. Por fuera se anuncia como librería, pero en verdad es un refugio de cuyas coordenadas estamos muy bien enterados sus amigos.
Digo que el poeta no ha sabido andar escondido porque sale de ahí con una frecuencia que hasta lo incomoda, se ha vuelto un viajante infatigable que se pasea por Madrid, Lima, Valdivia o Santiago, lo quieren escuchar de aquí y de allá, en estas tierras y en las que vivió su destierro. Omar es un conversador amable y sensato, medidor y esto también se puede percibir en su poesía que es siempre de palabras justas.
De regreso a Chile después de un largo exilio, Omar definitivamente ancló en Concepción ahí intaló este maravilloso escondite que es su librería y punto de encuentro de muchos otros poetas nacionales o internacionales.
Hace un par de años atrás publicó su libro llamado "Voces de Portocaliu", que es un interesante poemario donde él incluye poemas estrictamente inéditos, también hay otros que son el mejor resumen de su vasta carrera de escritor.
"Voces de Portocaliu", es también un compilado de las obsesiones de Omar: su poesía amorosa de versos breves, la infancia en la lluviosa provincia, su inclinación por retratar la anécdota menor, cada verso es un grato descubrimiento para los ojos del lector.
Portocaliu es un lugar imaginario, una metáfora del destino como lo ha sido Itaca para tantos otros: el principio y el final de un viaje. El poeta Jorge Ariel Madrazo ha escrito por ahí que ese puerto imaginario de Lara es pariente lírico de Macondo, aunque en plena entrega amorosa.
Cuando uno se acerca al escondite del poeta lo hace mirando los nuevos libros de poesías que recién han salido a la venta, pero la secreta intención es sentarse a conversar con él y pasar un interesante momento, cada uno de ellos son inolvidables.
Siondra