Señor, que al verme rodeado de tantos peligros y ante la tentación fácil de seguir cuanto el mundo y mis pasiones me ofrecen, busque, con sinceridad, hacer no lo que me guste, lo que a mi me parezca correcto, sino lo que tu quieres, que es en definitiva lo que me hará sentirme feliz y realizado. Puntos a Meditar: 1. Mundo agresivo. La secularización de todo lo sagrado, corrupción del lenguaje, la penetración de todos los ambientes, a través de los medios de comunicación, de un sin número de ideas y posturas secularizantes, racionalistas, naturalistas, existencialistas, psicologistas, socio-políticas,... ; la agresividad del ambiente en que nos toca vivir y actuar es demoledora. 2. Necesidad de formar la conciencia. Para salvaguardar la autenticidad cristiana, urge formar una recta conciencia, y vigilar, día a día, para vivir nuestra vida de acuerdo a esa conciencia, que nos exige la madurez y la coherencia entre lo que creemos, lo que somos y como actuamos, aún en los mas mínimos detalles... porque el que construye su casa sobre arena solo puede esperar la ruina; los grandes fracasos siempre infaliblemente comienzan con el aflojar en las pequeñas cosas: con la insinceridad, con la duplicidad de vida, con el apartarse de la voluntad santísima de Dios, como única, infalible y segura brújula para llegar a buen puerto, hasta el fin de nuestra vida. 3. Ajustarse siempre a la voluntad de Dios. Quien no quiera herrar en su destino fundamental y no quiera verse víctima de una conciencia deformada y subjetivamente buena, pero objetivamente corrompida, deberá tener como guía de su vida y como esencia de la misma el buscar y hacer siempre la voluntad santísima de Dios, guste o no a los consejos de la sensibilidad, de las ideas y de los ambientes.