Por
motivos ajenos a nuestra voluntad la tristeza puede golpear
a la puerta de nuestra casa. Con todo, ella siempre necesita de nuestro
consentimiento para hospedarse dentro. Pues sufrir todo el mundo sufre,
pero ser y vivir triste es una elección personal.
La luz del
sol penetra e ilumina nuestra casa conforme vamos abriendo las ventanas.
Así también es nuestra vida: podrá ser vivida en las tinieblas y
en la melancolía, si nos encerramos en nosotros mismos, o en la luz y
la alegría si, a pesar de las oscuridades normales de cada día, tenemos
el coraje de enfrentar la vida, abriendo las ventanas y no trancándose
en sí mismo.
No se debe olvidar que en un corazón lleno de amor
no hay lugar para la soledad, pues una persona que ama, siempre tiene la
presencia de alguien.
¡¡ NUNCA ES TARDE
para Recomenzar Una Vida !!