“Sólo las peores tristezas son las que te enseñan lo que es la verdadera felicidad.”
Cuando la tristeza se apodera de nosotros nos entra ganas de llorar. Podemos desahogarnos escribiendo y recordando cosas que pensamos que han sido olvidadas, pero no es así, nunca se olvidan, los recuerdos siempre viven latentes en nosotros.
Por eso se llaman “recuerdos“, siempre están junto a tI
Muchas veces nos sentimos tan solos que la única compañía es nuestro computador, allí escribimos lo que quizás en palabras no logramos decir en vivo.
Las tristezas del alma son las mas difíciles de sanar porque son algo que se levanta con nosotros y también se acuesta en nuestra cama.
Siempre que escribimos algo, es para que otra persona nos lea y sienta que necesitamos algo de ellos, quizás una llamada o simplemente unas palabras de aliento.
Cuando llegue el día triste, cuando nada salga bien en nuestras vidas, cuando sintamos que sólo hay cabida para la tristeza… recordemos los momentos alegres que también tuvimos, pueden haber muchas razones para sentirnos así.
Saquemos partido a nuestra tristeza, escribamos lo que sea, cualquier cosa, algo que nos trajo mucho dolor, quizás el separarnos de ese ser que un día amamos mucho y hoy nos cuesta olvidar, o quizás la distancia de nuestras familias que están en otros países, o la perdida de un ser amado.