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۰۪۪۫۫●۪۫۰ Salud, Temas Varios ۰۪۪۫۫●۪۫۰: ۰۪۪۫۫●۪۫۰MUSICOTERAPIA ۰۪۪۫۫●۪۫۰
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De: Roxana Tana (Mensaje original) |
Enviado: 22/04/2010 21:17 |
La Musicoterapia es el uso de la música y/o sus elementos musicales
(sonido, ritmo, melodía y armonía) realizada por un musicoterapeuta
calificado con un paciente o grupo, en un proceso creado para facilitar,
promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el
movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos
relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales,
mentales, sociales y y cognitivas.
La Musicoterapia tiene como
fin desarrollar potenciales y/o restaurar las funciones del individuo de
manera tal que éste pueda lograr una mejor integración intra y/o
interpersonal y consecuentemente una mejor calidad de vida a través de
la prevención, rehabilitación y tratamiento. (Definición elaborada por
la Comisión de Práctica Clínica de la Federación Mundial de
Musicoterapia)
Actualmente la musicoterapia como disciplina de
Salud se ha extendido alrededor del mundo. Hasta la actualidad, se han
desarrollado carreras de grado y post-grado en Europa (Alemania,
Austria, Dinamarca, Italia, Francia, Hungría, Polonia, Reino Unido,
España e Israel); Asia y Oceanía (Korea, Taiwan, Finlandia y Australia) y
el Continente Americano (Estados Unidos, Canadá, Brasil, Cuba, Puerto
Rico, Venezuela, Uruguay, Perú, Argentina, México y Chile)
La
Musicoterapia se desarrolla profesionalmente tanto en el ámbito público
como privado, en abordajes tanto grupales como individuales. Las
metodologías de trabajo varían de acuerdo a la población y a las
escuelas y constructos teóricos que fundamenten el quehacer del
Musicoterapeuta.
Alguno de los teóricos mas importantes en la
historia de la Musicoterapia son: Rolando Benenzon, Juliette Alvin, Ruth
Fridman, Kenneth Bruscia, Mary Priestley, Even Ruud, Patricia
Sabatella, Paul Nordorff y Clive Robbins, Lia Rejane Mendes Barcellos,
Diego Schapira, Marly Chagas, Rubén Gallardo, Patricia Pellizari,
Brynjulf Stige, Ronaldo Millecco, Mercedes Pavlicevic, entre otros
Qué
hace un Musicoterapeuta?
Un Musicoterapeuta
implementa dispositivos específicos para la admisión, el seguimiento y
el alta en un tratamiento musicoterapéutico.
El bienestar
emocional, la salud física, la interacción social, las habilidades
comunicacionales y la capacidad cognitiva son evaluados y considerados a
través de procedimientos específicos, como la improvisación musical
clínica, la imaginería musical receptiva, la creación clínica de
canciones y la técnica vocal terapéutica, entre otros.
En ese
proceso, el Musicoterapeuta promueve y registra cambios expresivos,
receptivos y relacionales que dan cuenta de la evolución del
tratamiento.
En las sesiones de Musicoterapia, se emplean
instrumentos musicales, música editada, grabaciones, sonidos corporales,
la voz y otros materiales sonoros.
La Musicoterapia no considera
que la música por si misma puede curar; no existen recetas musicales
generales para sentirse mejor.
Historia de la
Musicoterapia.
La utilización de la música como
terapia hunde sus raíces en la prehistoria, puesto que sabe que la
música está presente en los ritos mágicos, religiosos y de curación. Sin
embargo, los primeros escritos que aluden a la influencia de la música
sobre el cuerpo humano son los papiros egipcios descubiertos por Petrie
en la ciudad de Kahum en 1889. estos papiros datan de alrededor del año
1500 a. C. Y en ellos ya se racionaliza la utilización de la música como
un agente capaz de curar el cuerpo, calmar la mente y purificar el
alma, así, por ejemplo, se atribuía a la música una influencia favorable
sobre la fertilidad de la mujer, incluso con música de la voz del dios
Thot.
En el pueblo hebreo también se utilizaba la música en casos
de problemas físicos y mentales. En esta época se data el primer relato
sobre una aplicación de musicoterapia.
Fue en la antigua Grecia
donde se plantearon los fundamentos científicos de la musicoterapia. Los
principales personajes son: Pitágoras: decía que había una música entre
los astros y cuando se movían lo hacían con unas relaciones entre
música y matemáticas. Este desarrollo de conceptos matemáticos para
explicar la armonía en la música en el universo y en el alma humana ,
así, la enfermedad mental era resultado de un desorden armónico o
musical en el alma humana, concediendo a la música el poder de
restablecer la armonía perdida.
Platón: creía en el carácter
divino de la música, y que ésta podía dar placer o sedar. En su obra “La
república” señala la importancia de la música en la educación de los
jóvenes y cómo deben interpretarse unas melodías en detrimento de otras.
Aristóteles:
fue el primero en teorizar sobre la gran influencia de la música en los
seres humanos. A él se debe la teoría del Ethos, una palabra griega que
puede ser traducida como la música que provoca los diferentes estados
de ánimo. Estas teorías se basaban en que el ser humano y la música
estaban íntimamente relacionados, así que esta relación posibilitó que
la música pueda influir no solo en los estados de ánimo, sino también en
el carácter, por ello cada melodía era compuesta para crear un estado
de ánimo a Ethos diferentes.
Para la musicoterapia es fundamental
la llamada teoría del Ethos o teoría de los modos griegos. Esta teoría
considera que los elementos de la musica, como la melodía, la armonía o
el ritmo ejercían unos efectos sobre la parte fisiológica emocional,
espiritual y sobre la fuerza de voluntad del hombre, por ello se
estableció un determinado Ethos a cada modo o escala, armonía o ritmo.
La
transición a la edad media.
En la Edad Media
destacan 2 teóricos, en primer lugar San Basilio, que escribió una obra
titulada “Homilía”, donde destacaba que la música calma las pasiones del
espíritu y modela sus desarreglos. El 2º teórico es Severino Boeclo, su
obra más importante se llama “De instituciones Música”, donde retoma la
doctrina ética de la música que señalaba Platón “por su naturaleza la
música es consustancial a nosotros, de tal modo que o bien ennoblece
nuestras costumbres o bien los envilecen”. Por eso la música es un
potente instrumento educativo y sus efectos benéficos o maléficos se
explican en función de los modos que se utilizan. Severino Boeclo
reconoce 3 tipos de música:
*Música mundana: está presente entre
los elementos del universo.
*Música instrumental.
*Música
humana: la música que tenemos dentro de nosotros.
Renacimiento.
A
principios de Renacimiento, uno de los teóricos más importantes de la
musica es el flamenco Joannes Tinctoris, que desarrolló su actividad en
la 2ª mitad del Cuatroccento. Su obra más importante respecto a los
efectos que causa la música sobre el sujeto que la percibe se titula
“Efectum Musicae ”.
En España durante el Renacimiento, el teórico
más importante en torno a la influencia de la música en el hombre es
Bartolomé Ramos de Pareja, nacido en Baeza, en torno a 1450, todo ello
se puede ver en su obra “Música Práctica”, publicada en Bolonia en 1482.
Barroco.
Surge
“la teoría de los afectos” como heredera de la teoría griega del Ethos y
sirve como base a un nuevo estilo musical: la ópera. En ella retoman
como argumento la mitología griega, ejemplo la primera ópera que se
conserva completa es de 1600, de un compositor italiano llamado Jacobo
Peri.
Otra obra importante que marca lo que va a ser rl estilo
operístico del barroco es la ópera “Orfeo” de Claudio Monteverdi. El
teórico que mejor sintetiza la teoría del Ethos fue un jesuita llamado
Athanasio Kircher, que en su obra de 1650 titulada “Misurgia universal” o
arte magna de los oidos acordes y discordes. En esta obra diseña un
cuadro sistemático de los efectos que produce en el hombre cada tipo de
música. En el barroco también fue importante la figura de un médico
inglés llamado Robert Burton, quien escribió una obra en 1632 llamada
“The anatomy of melancoly ” donde habla de los poderes curativos de la
música.
Siglo XVIII.
Se
empiezan a estudiar los efectos de la música sobre el organismo, pero
desde un punto de vista científico. Destacan varios médicos: El francés
Louis Roger o los ingleses Richard Brocklesby y Richard Brown, este
último escribió una obra llamada “medicina musical” en la que estudiaba
la aplicación de la música en enfermedades respiratorias descubriendo
que cantar perjudicaba en casos de neumonía y de cualquier trastorno
inflamatorio de los pulmones. Pero defendía su uso en los enfermos de
asma crónica, demostrando que si cantaban los ataques se espaciaban más
en el tiempo.
Siglo XIX.
Continua
la utilización de la música cada vez más desde un punto de vista
científico, por ejemplo el médico Héctor Chomet escribió en 1846 un
tratado que se titulaba “la influencia de la música en la salud y la
vida”, donde analizaba el uso de la música para prevenir y tratar
ciertas enfermedades. Otro autor importante fue el psiquiatra francés
Esquirol y el médico suizo Tissot. Ellos no pudieron demostrar el efecto
físico que producía la música en sus pacientes, pero indicaban que en
mayor o menor medida, la música alejaba a los enfermos de sus dolencias,
salvo en el caso de los epilépticos, donde estaba contraindicada.
En
España destacó un médico catalán llamado Francisco Vidal Careta, quien
realizo una tesis doctoral titulada “La música en sus relaciones con la
medicina”. El dijo que “la música es un agente que produce descanso, que
es un elemento más social que el café y el tabaco, que deben
establecerse orfeones y conciertos populares de música clásica, que
habría que montar orquestas en los manicomios”
Siglo
XX.
Continúa la aplicación científica de la música
como terapia, pero este uso no se hace de forma abierta hasta que se
contrata a músicos para tocar en los hospitales de combatientes
americanos de la primera guerra mundial. Es importante Emille Jacques
Dalcroze, en la primera mitad del siglo XX y decía que el organismo
humano es susceptible de ser educado conforme al impulso de la música.
Su método se basa en la unión de dos ritmos (musical y corporal). Karl
Orff decía que en la creatividad unida al placer de la ejecución musical
permitía una mejor socialización del individuo y un aumento de la
confianza y la autoestima. Un año clave es 1950, que cuando se funda
“Naational association for music therapy” que se encarga de promover
congresos, editar materiales, y son los primeros en promover la carrera
de musicoterapia en la universidad.
Se empieza a crear
asociaciones en otros paises, entre ellos “Society for music therapy and
remedia music”, encabezada por Julliette Alvin. Esta sociedad se llama
hoy “British Society for Music therapy” a partir de estas asociaciones
se crean otras como “asociación italiana de estudios de la
musicoterpaia” y “asociación española de musicoterapia” que se funda en
1974 pero no empieza a funcionar hasta 1976 y su fundadora se llama
Serafina Poch. Este movimiento de asociaciones también llega a
Sudamérica tras las “primeras jornadas latinoamericanas de
musicoterapia” en 1968, y después se crean más en otros países como
Brasil, Uruguay, Perú o Argentina.
El primer congreso mundial de
musicotrerapia se celebra en París en 1974, desde aquí, el movimiento y
desarrollo de la musicoterapia ha tenido un gran crecimiento. Prueba de
ello es la numerosa bibliografía que se esta publicando al respecto.
La
Música como conducta humana.
Los efectos de la
música sobre el comportamiento han sido evidentes desde los comienzos de
la humanidad. A lo largo de la historia, la vida del hombre ha estado
complementada e influenciada por la música, a la que se le han atribuido
una serie de funciones. La música ha sido y es un medio de expresión y
comunicación no verbal, que debido a sus efectos emocionales y de
motivación se ha utilizado como instrumento para manipular y controlar
el comportamiento del grupo y del individuo.
La música facilita
el establecimiento y la permanencia de las relaciones humanas,
contribuyendo a la adaptación del individuo a su medio. Por otra parte,
la música es un estímulo que enriquece el proceso sensorial, cognitivo
(pensamiento, lenguaje, aprendizaje y memoria) y también enriquece los
procesos motores, además de fomentar la creatividad y la disposición al
cambio. Así, diversos tipos de música pueden reproducir diferentes
estados de ánimo, que a su vez pueden repercutir en tareas psicomotoras y
cognitivas. Todo ello depende de la actividad de nuestro sistema
nervioso central.
La audición de estímulos musicales, placenteros
o no, producen cambios en algunos de los sistemas de neurotransmisión
cerebral. Por ejemplo: los sonidos desagradables producen un incremento
en los niveles cerebrales de serotonina, una neurohormona que se
relaciona con los fenómenos de agresividad y depresión.
Existen 2
tipos principales de música en relación con sus efectos: la música
sedante, que es de naturaleza melódica sostenida, y se caracteriza por
tener un ritmo regular, una dinámica predecible, consonancia armónica y
un timbre vocal e instrumental reconocido con efectos tranquilizantes.
La música estimulante, que aumenta la energía corporal, induce a la
acción y estimula las emociones.
La música influye sobre el
individuo a 2 niveles primarios diferentes: la movilización y la
musicalización: la movilización: la música es energía y por tanto
moviliza a los seres humanos a partir de su nacimiento y aún desde la
etapa prenatal. A través de la escucha o la creación, la música imprime
una energía de carácter global que circula libremente en el interior de
la persona para proyectarse después a través de las múltiples vías de
expresión disponibles.
La música, al igual que otros estímulos
portadores de energía, produce un amplio abanico de respuestas que
pueden ser inmediatas, diferidas, voluntarias o involuntarias.
Dependiendo
de las circunstancias personales (edad, etapa de desarrollo, estado
anímico, salud psicológica, apetencia...) cada estímulo sonoro o musical
puede inducir una variedad de respuestas en las que se integran, tanto
los aspectos biofisiológicos como los aspectos efectivos y mentales de
la persona.
Así, el bebé agita sus miembros cuando reconoce una
canción entonada por su madre, los adolescentes se reconfortan física y
anímicamente escuchando una música ruidosa e incluso les ayuda a
concentrarse mejor en el estudio.
Dado que la musicoterapia
constituye una aplicación funcional de la música con fines terapéuticos,
se preocupa esencialmente de promover a través del sonido y la música,
una amplia circulación energética en la persona, a investigar las
múltiples transformaciones que induce en el sujeto el impulso inherente
al estímulo sonoro y a aplicar la música para solventar problemas de
origen psicosomático.
La musicalización: el sonido produce una
musicalización de la persona, es decir, la impregna interiormente
dejando huella de su paso y de su acción. Así, la música que proviene
del entorno o de la experiencia sonora pasa a integrar un fondo o
archivo personal, lo que puede denominarse como mundo sonoro interno.
Por
tanto, nuestra conducta musical es una proyección de la personalidad,
utilizando un lenguaje no verbal. Así, escuchando o produciendo música
nos manifestamos tal como somos o como nos encontramos en un momento
determinado, reaccionando de forma pasiva, activa, hiperactiva,
temerosa... Cada individuo suele consumir la música adecuada para sus
necesidades, ya sea absorbiéndole de forma pasiva o creándole de forma
activa.
Toda expresión musical conforma un discurso no verbal
que refleja ciertos aspectos del mundo sonoro interno y provoca la
movilización y consiguiente proyección del mundo sonoro con fines
expresivos y de comunicación.
Los efectos de
la música en la conducta.
La influencia de cada
uno de los elementos de la música en la mayoría de los individuos es la
siguiente:
Tempo: los tempos lentos, entre 60 y 80 pulsos por
minuto, suscita impresiones de dignidad, de calma, de sentimentalismo,
serenidad, ternura y tristeza.
Los tempos rápidos de 100 a 150
pulsos por minuto, suscitan impresiones alegres, excitantes y vigorosas.
Ritmo:
los ritmos lentos inducen a la paz y a la serenidad, y los rápidos
suelen producir la activación motora y la necesidad de exteriorizar
sentimientos, aunque también pueden provocar situaciones de estrés.
Armonía:
es cuando suenan varios sonidos a la vez. A todo el conjunto se le
llama acorde.
Los acordes consonantes están asociados al
equilibrio, el reposo y la alegría. Los acordes disonantes se asocian a
la inquietud, el deseo, la preocupación y la agitación.
Tonalidad:
los modos mayores suelen ser alegres, vivos y graciosos, provocando la
extroversión de los individuos.
Los modos menores presentan unas
connotaciones diferentes en su expresión e influencia. Evocan el
intimismo, la melancolía y el sentimentalismo, favoreciendo la
introversión del individuo.
La altura: las notas agudas actúan
frecuentemente sobre el sistema nervioso provocando una actitud de
alerta y aumento de los reflejos. También ayudan a despertarnos o
sacarnos de un estado de cansancio.
El oído es sensible a las
notas muy agudas, de forma que si son muy intensas y prolongadas pueden
dañarlo e incluso provocar el descontrol del sistema nervioso. Los
sonidos graves suelen producir efectos sombríos, una visión pesimista o
una tranquilidad extrema.
La intensidad: es uno de los elementos
de la música que influyen en el comportamiento. Así, un sonido o música
tranquilizante puede irritar si el volumen es mayor que lo que la
persona puede soportar.
La instrumentación: los instrumentos de
cuerda suelen evocar el sentimiento por su sonoridad expresiva y
penetrante.
Mientras los instrumentos de viento destacan por su
poder alegre y vivo, dando a las composiciones un carácter brillante,
solemne, majestuoso...
"Los instrumentos de percusión se caracterizan por su poder
rítmico, liberador y que incita a la acción y el movimiento."
La
influiencia de la música en el desarrollo evolutivo de los niños.
La
música es un arte y un lenguaje de expresión y comunicación que se
dirige al ser humano en todas sus dimensiones, desarrollando y
cultivando el espíritu, al mente y el cuerpo. A través de la música se
puede educar íntegra y armónicamente al niño/a. además es muy importante
que el niño/a relacione la música con la actividad, el juego, el
movimiento y la alegría, de forma que le ayude a expresar de forma
espontánea y afectivamente las sensaciones musicales.
La música
como lenguaje expresivo y de comunicación no requiere ni exige
actividades especiales. Por tanto, cualquier niño/a tiene su propia
musicalidad en menor o mayor medida. Es una característica que se debe
potenciar y desarrollar desde las edades más tempranas, así lo señalan
psicólogos como Davison o Hargreaves, afirmando que la musicalidad
constituye una de las actitudes más valiosas de tipo humanístico y no
una habilidad aislada o altamente especializada, siendo la 1ª infancia
la etapa más propicia para su desarrollo. Es entonces cuando los
niños/as establecen sus primeros contactos con los elementos musicales a
través de instrumentos sencillos, la voz y su propio cuerpo,
adquiriendo técnicas que le van a permitir utilizar la música como
lenguaje y medio expresivo.
Además, estas experiencias infantiles
tendrán gran importancia para moldear y formar la personalidad. Las
experiencias musicales de participación activa (jugar con la pelotita
mientras suena la música, sería pasiva sino participa sólo oye) son el
medio idóneo para promover el desarrollo intelectual, físico, sensorial y
afectivo-emocional de los niños/as. La vivencia de este tipo de
experiencias repercute amplia y favorablemente sobre los demás objetivos
educativos. Por ejemplo: las mismas técnicas básicas de atención,
desinhibición, concentración, imaginación, creatividad, control motriz,
etc. Desarrollada en música, son esenciales para el resto de los
aprendizajes en las diversas aulas de conocimiento.
Estas
experiencias musicales resultan muy sugerentes y divertidas para los
niños/as, ya que están de acuerdo con sus intereses lúdicos y por tanto
educan de una manera natural. Manipulando los materiales musicales,
accediendo mediante ellos a la organización perceptual y pasando de la
imagen auditiva y visual hasta la representación mental y la
simbolización, estaremos influyendo en la educación del niño/a de forma
decisiva.
El objetivo de la educación musical será que los
niños/as desarrollen sus potencialidades expresando la diversidad y
riqueza de su mundo interior, dando nuevas y variadas formas a sus
pensamiento estimulando su motricidad, sus sensibilidad afectiva y su
capacidad creadora. Así, las actividades de expresión musical han de
estar destinadas a desarrollar en los niños/as todas sus posibilidades
psicofisiológicas, afectivas, emocionales, de personalidad, cognitivas y
sociales.
Posibilidades psicofisiológicas: La música contribuye
a: - Desarrollar la coordinación motriz con movimiento de asociación y
disociación, equilibrio, marcha, etc. - Desarrollar la discriminación
auditiva aprendiendo sonidos y ruidos, recordándolos, reproduciéndolos. -
Adquirir destrezas y medios de expresión corporales, instrumentales,
gráficos, melódicos, ... - Desarrollar la locución y la expresión oral
mediante la articulación, vocalización, control de la voz, el canto, ...
- Controlar la respiración y las partes del cuerpo que intervienen en
la fonación y el canto. - Dotar de vivencias musicales enriquecedoras
desde el punto de vista psicológico y físico.
Posibilidades
afectivas, emocionales, de personalidad y cognitivas: La música
contribuye a: - Reforzar la autoestima y la personalidad mediante la
autorrealización. - Elaborar pautas de conducta que faciliten la
integración social. - Liberar la energía reprimida y conseguir el
equilibrio personal a través del ritmo. - Sensibilizar afectiva y
emocionalmente a través de los valores estéticos de la música. -
Desarrollar capacidades del intelecto como la imaginación, la memoria,
la atención, la comprensión, de conceptos, la concentración o la
agilidad mental.
Checa estas páginas web pueden ser de gran
utilidad para tí:
http://www.musicoterapias.com/
Instituto Mexicano de Musicoterapia Humanista.
http://www.musicoterapia-apm.com/index.htm
Asociación de Profesionales de Musicoterapia.
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