Estas frutas, además de contener importantes cantidades de Vitamina C, actúan como extraordinarias antioxidantes, ayudan a reforzar el sistema inmunitario y se convierten en aliadas fundamentales de la dieta diaria, principalmente en invierno.

“La naturaleza es sabia”, dice el refrán y es cierto que así es. Cada estación del año posee los alimentos que contienen las vitaminas y minerales que el cuerpo necesita para estar sanos.  En otoño e invierno, los cítricos (naranjas, mandarinas, limones y pomelos) son las frutas más demandadas, ya que contienen las dosis de Vitamina C (ácido ascórbico), esenciales para evitar y combatir los resfríos e infecciones.

Además de Vitamina C, los cítricos tienen poder antioxidante, que retrasa el envejecimiento celular y ayuda a prevenir un buen número de enfermedades del aparato respiratorio. Asimismo, inciden positivamente en el metabolismo del colesterol y previenen muchas enfermedades de la piel.

Otro de los beneficios del consumo de cítricos es su cantidad de fibra, excelente para la actividad intestinal y favorecedora de la digestión.

Incluso esta vitamina participa en muchos procesos vitales para el buen desarrollo de las distintas funciones corporales como:

• El buen desarrollo de dientes, encías y huesos.
• La absorción de hierro.
• El crecimiento y reparación de tejido.
• La producción de colágeno.
• La metabolización de grasas.
• La cicatrización de heridas.

Para un equilibrado estado de salud, se recomienda una dosis diaria de Vitamina C de 60 miligramos para adultos (una naranja y dos mandarinas) y de entre 50 a 60 mg. para los niños.

Un vaso de pomelo o naranja, cada mañana, ayuda al organismo a protegerlo contra los catarros típicos del otoño y el invierno.

Podemos consumir los cítricos de manera individual o mezclados entre ellos:

• NARANJA: (fibra y flavonoides)
• POMELO:  (elimina toxinas)
• LIMÓN: (antioxidante y depurativo)
• MANDARINA:  ( depurativa y escasas calorías).