He heredado un gran tesoro: el amor de mi corazón. Cuanto más comparto mi tesoro, más riqueza tengo. La prosperidad comienza por sentirme a gusto conmigo. La verdadera prosperidad nunca es el dinero u otros bienes, sino un estado mental. Mi mente está abierta para recibir la prosperidad. Una vez al día abro lo brazos de par en par y digo: "Me abro para recibir todo lo bueno y toda la abundancia del Universo".