El amor no es como tener una bolsa de
20 chocolates que si repartes 10 a
tu pareja y 10 a tus amigos, te quedas sin chocolates. No.
Cuando amas, el amor se multiplica,
tú te alimentas a ti misma y haces
sentir bien a quien amas. ¿Y si no
te regresan el amor que das? No
importa. Fuiste feliz con
tus esperanzas y los momentos vividos.
Por eso, pensar que no te atreves a
amar porque no sabes si el otro te
lo va a regresar, es una tontería.
Al momento de amar ya eres feliz.
Si esperas recibir algo a cambio de lo
que das, significa que tu regalo no es verdadero.
La mejor definición del amor la he escuchado
de una canción de Pablo Milanés: “No
pide nada a cambio de lo que da,
mas se entrega cual si hubiera, solo un día para amar”.
Si tu amor es condicionado –solo si me
aman, yo amo- no es amor. Es egoísmo, camuflajeado de amor.
Y si exiges algo a cambio de lo que das,
y le entregas a otro tu vida, creas una
deuda imposible de pagar para él.
Porque tendría que pagarte con su vida.
Una deuda de la cual querrá
escapar a toda costa. Y te dirá adiós.
¿Por qué esta creencia errónea de que si
el otro me ama, me tiene que entregar
toda su vida? Las canciones y
los poemas tienen una gran responsabilidad en esto.
“Sin ti no puedo vivir”, “Ten mi vida, te
la doy, pero no me dejes nunca”, “No
quiero un poco, quiero toda tu vida”, “Sin
ti moriría”, “Te quiero a morir” son
solo unas frases que recuerdo de canciones y poemas.
Debes saber, que muchas de las personas
que escriben con esta intensidad, llevan
vidas de infierno. Tienen que sufrir hasta
la médula para escribir sus composiciones.
Y sus creencias erróneas acerca
del amor, las hacen sufrir a ellas y a sus parejas.
Y propagan sus ideas falsas del amor a
través de sus escritos, contagiándote
del mismo mal que ellas padecen.
¿Qué hacer al respecto?
Libérate de las programaciones de cómo
debería actuar alguien que te ama. Déjalo
ser libre como una gaviota y
prueba si lo amas así, salvaje, y dueño de su libertad.
Los siameses rara vez sobreviven. Lleven
vidas intensas por separado, para que
cuando se junten, tengan algo que compartir.
En el amor no hay esclavos
ni amos. Juramentos ni condiciones.
Solo dos aves que desean compartir su
libertad y que al rozar sus alas por un
instante en la eternidad, tocan
al cielo y lo iluminan con su felicidad.
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