JAMES
HANSEN REITERA ADVERTENCIA SOBRE HECATOMBE MUNDIAL, 20 AÑOS DESPUÉS
"La Tierra ha sido más cálida en los primeros
cinco meses de este año que en cualquier período comparable desde que
las mediciones comenzaron hace 130 años atrás", afirmó el climatólogo
James Hansen de la NASA. Si Estados Unidos no revierte su producción de
CO2, se avecina una hecatombe mundial producida por el derretimiento de
los hielos y aumento del nivel del mar.
(Traducción de extractos del
discurso del principal climatólogo de la NASA, actuando como un
particular, ante el Congreso de Estados Unidos, el 23 de Junio, 2008.)
30
Junio, 2008) Mi presentación de hoy tiene lugar exactamente 20 años
después de mi testimonio ante el Congreso, el 23 de junio de 1988, que
alertaba al público de que el calentamiento global estaba en marcha.
Entre aquella fecha y el presente existen sorprendentes semejanzas, pero
una gran diferencia.
De nuevo, ha crecido la brecha
entre lo que la comunidad científica relevante sabe acerca del
calentamiento global y lo que saben los políticos y la población. Hoy
como ayer, la evaluación franca de datos científicos lleva a
conclusiones que conmocionan a la clase política. Hoy como ayer, puedo
afirmar que dichas conclusiones tienen un grado de certeza superior al
99%.
La diferencia está en que,
actualmente, hemos agotado el tiempo disponible para emprender las
acciones necesarias que desactiven la bomba de relojería del
calentamiento global. El año que viene, el nuevo Presidente y el
Congreso deberán trazar un plan en el que los Estados Unidos ejerzan el
liderazgo correspondiente a nuestra responsabilidad en la peligrosa
situación actual. De lo contrario, resultará inútil tratar de reducir el
dióxido de carbono atmosférico a niveles que eviten que el sistema
climático alcance un punto de inflexión más allá del cual se producirá
una espiral de desastrosos cambios climáticos que escapará al control de
la Humanidad.
[...] El 20 de junio de 1988,
testifiqué en la audiencia de una comisión, presidida por el senador Tim
Wirth de Colorado, que la tierra mostraba una tendencia al
calentamiento a largo plazo, y que ello se debía casi con toda seguridad
a los gases de efecto invernadero provocados por el hombre. Señalé que
el calentamiento global potenciaba ambos extremos del ciclo hidrológico,
es decir, incendios forestales y sequías más pertinaces por una parte,
pero también lluvias más intensas e inundaciones. Mi testimonio fue
recibido con escepticismo hace dos décadas. Aunque el escepticismo es la
savia de la ciencia, puede confundir a la gente.
[...] Mis conclusiones de 1988
se basaban en una amplia gama de datos procedentes de la física
elemental, estudios planetarios, observaciones de los cambios en curso y
modelos climáticos. Los indicios eran lo bastante sólidos como para que
pudiese decir que había llegado el momento de "dejarse de palabrería".
Estaba seguro de que, con el tiempo, la comunidad científica llegaría a
un consenso semejante, como así fue. A pesar de que el reconocimiento
internacional del calentamiento global fue rápido, se ha vacilado a la
hora de actuar. EE UU. rehusó poner coto a sus emisiones, y algunos
países en vías de desarrollo, como India y China, aumentaron rápidamente
sus emisiones.
¿Qué está en juego? El
calentamiento, de unos dos grados Fahrenheit en la corteza terrestre,
parece hasta ahora casi inocuo, siendo inferior a las fluctuaciones
climáticas que se dan de un día para otro. Sin embargo, está ya de
camino un mayor calentamiento, retardado sólo por la gran inercia de los
océanos. El clima está acercándose a peligrosos puntos de inflexión. Se
han conjugado los elementos para una tormenta perfecta, un cataclismo
global. El clima puede alcanzar un punto en el que ciertas reacciones
amplificadas desencadenen profundas y rápidas transformaciones. El hielo
del mar Ártico es un buen ejemplo hoy día. El calentamiento global ha
originado el deshielo marítimo, al propiciar que las regiones abismales
del océano absorban más luz solar, derritiéndose así mayor cantidad de
hielo. En consecuencia, y sin necesidad de gases de efecto invernadero
adicionales, el Ártico dejará muy pronto de tener hielo en verano.
Se avecinan también otros
puntos de inflexión aterradores. Las capas de hielo del Antártico Oeste y
Groenlandia son vulnerables incluso al mínimo calentamiento adicional.
Estos monstruos de tres kilómetros de grosor responden lentamente al
principio, pero, si cunde la desintegración, será imposible detenerla.
El debate entre los científicos se limita a calcular cuánto se elevará
el nivel del mar para una fecha dada. En mi opinión, si las emisiones
siguen dependiendo de la lógica habitual del beneficio económico, es
probable que el nivel del mar suba al menos dos metros en este siglo.
Cientos de millones de personas se convertirán en refugiados. No se
restablecerá una costa estable en un tiempo concebible para la
Humanidad.
Las especies animales y
vegetales padecen ya el cambio climático. Si el calentamiento continúa,
las especies polares y alpinas desaparecerán del planeta. Otras especies
tratarán de migrar, pero, a medida que algunas se extingan, sus
interdependencias pueden provocar el colapso del ecosistema. Se han
producido anteriormente varias extinciones masivas, de más de la mitad
de las especies del planeta, cuando la tierra se ha calentado tanto como
se espera que lo haga si continúan aumentando los gases de efecto
invernadero. La biodiversidad se ha recuperado, pero han tenido que
pasar cientos de miles de años.
En mi opinión, si las
emisiones siguen dependiendo de la lógica habitual del beneficio
económico, es probable que el nivel del mar suba al menos dos metros en
este siglo.
La inquietante conclusión,
documentada en un trabajo que he escrito con algunos de los principales
expertos mundiales en el clima, es que un nivel seguro de dióxido de
carbono atmosférico no debe exceder las 350 ppm (partes por millón), y
tal vez incluso menos. La cantidad de dióxido de carbono es ya de 385
ppm, y aumenta unas 2 ppm por año. Sorprendente corolario: el reiterado
objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de dos grados
Celsius (3,6 grados Fahrenheit) es una receta para el desastre global,
no para la salvación. Estas conclusiones se basan en datos
paleoclimáticos que muestran cómo respondió la Tierra en el pasado a las
concentraciones de gases de efecto invernadero, y en observaciones que
muestran cómo está respondiendo el mundo hoy día a la acumulación de
dióxido de carbono. Las consecuencias de un aumento continuado de gases
de efecto invernadero van mucho más allá de la extinción de especies y
la futura subida del nivel del mar.
Las zonas de clima subtropical
árido están expandiéndose en dirección a los polos. Se ha producido ya
una expansión media de 400 kilómetros, que afecta al sur de Estados
Unidos, la región mediterránea, Australia y el sur de África. Los
incendios forestales y la desecación de los lagos seguirán aumentando, a
menos que se detenga e invierta la tendencia a la concentración de
dióxido de carbono. Los glaciares de montaña son fuente de agua fresca
para cientos de millones de personas. Estos glaciares están
desapareciendo en todo el mundo, en el Himalaya, los Andes y las
Montañas Rocosas. Desaparecerán, convirtiéndose los ríos en meros hilos
de agua a finales del verano y en otoño, a menos que se invierta la
tendencia al crecimiento del dióxido de carbono. En los arrecifes de
coral, que son la selva tropical del océano, vive un tercio de las
especies marítimas. Los arrecifes de coral están amenazados por diversas
razones, el calentamiento entre ellas, pero especialmente debido a la
acidificación del océano, un efecto directo de la acumulación de CO2.
La vida marítima que depende de conchas y esqueletos carbónicos corre
peligro de disolución a medida que el mar se torna más ácido.
[...] El abandono paulatino
del consumo de carbón, excepto cuando el carbono se obtenga y almacene
bajo tierra, es el principal requisito para solucionar el calentamiento
global. El petróleo se usa para los vehículos cuando no resulta práctico
extraer carbón. Pero el petróleo se está acabando. Para conservar
nuestro planeta, debemos también asegurarnos de que la próxima fuente de
energía para el transporte no se obtenga extrayendo petróleo del
carbón, la pizarra asfáltica u otros combustibles fósiles. Los
yacimientos de combustibles fósiles son finitos; ésta es la principal
razón de que suban los precios. En algún momento, habremos de dejar
atrás los combustibles fósiles. La solución al problema del clima exige
que pasemos sin demora a usar recursos energéticos que no contengan
carbono.
Los intereses creados han
bloqueado la transición a nuestro futuro de energía renovable. En lugar
de avanzar intensamente en el uso de energías renovables, las empresas
de combustibles fósiles prefieren sembrar la duda acerca del
calentamiento global, como las compañías tabaqueras desmintieron el
vínculo entre fumar y el cáncer. Los métodos empleados son sofisticados,
llegándose a financiar la determinación de los contenidos sobre el
calentamiento global en los libros de texto escolares. Los directivos de
las empresas de energías fósiles saben lo que están haciendo y son
conscientes de las consecuencias a largo plazo de mantener esta
explotación económica. En mi opinión, dichos directivos deberían ser
juzgados por crímenes contra la Humanidad y la Naturaleza.
Los intereses han bloqueado la
transición a nuestro futuro de energía renovable. En lugar de avanzar
intensamente en el uso de energías renovables, las empresas de
combustibles fósiles prefieren sembrar la duda acerca del calentamiento
global.
[...] Si los políticos siguen a
la gresca, los ciudadanos deben tomar la iniciativa. Tenemos que exigir
una moratoria en la construcción de nuevas estaciones eléctricas que
funcionen con carbón. Tenemos que contrarrestar los intereses de las
empresas de combustibles fósiles, que pretenden exprimir hasta la última
gota de petróleo de los terrenos públicos, los fondos marinos y las
zonas selváticas vírgenes. Esas últimas gotas no son la solución.
Proporcionan constantes beneficios exorbitantes a una industria miope y
egoísta, pero ningún alivio para nuestra adicción ni una fuente de
energía a largo plazo.
Pasar de los combustibles
fósiles a una energía limpia es un reto, pero conlleva cambios deseables
en muchos sentidos. Los combustibles fósiles baratos y subvencionados
generaron malos hábitos. Por ejemplo, importamos comida del otro lado
del mundo incluso cuando disponemos de productos más sanos en nuestros
propios campos. Los productos locales serían competitivos si no fuera
por los subsidios al combustible fósil y por el hecho de que los daños y
costes del cambio climático, debido a los combustibles fósiles, los
soporta también toda la ciudadanía.
Poner un precio a las
emisiones dañinas es esencial. Sí, un impuesto al carbono. Se precisa un
impuesto al carbono con un dividendo del 100% para quitarnos la
adicción a los combustibles fósiles. El impuesto y el dividendo harán
que el mercado, y no los políticos, tomen decisiones de inversión.
Gravar el carbono contenido en carbón, petróleo y gas es sencillo,
aplicándose el impuesto en el primer punto de venta o puerto de entrada.
El impuesto completo debe revertir en la ciudadanía, recibiendo cada
adulto una cantidad igual, y cada niño media participación. Este
dividendo puede depositarse mensualmente en una cuenta bancaria
personal. El impuesto carbónico con dividendo del 100% no es regresivo.
Antes bien, apuesto a que las personas de ingresos medios y bajos
hallarán el modo de limitar el monto de su impuesto carbónico y salir
adelante. Los derrochadores de energía tendrán que pagar por sus
excesos.
La demanda de productos de
alto rendimiento y bajos en carbono, estimulará la innovación, haciendo
nuestros productos más competitivos en el mercado internacional. < stron>. Disminuirán las
emisiones de hollín, mercurio y otros combustibles fósiles. Un futuro
más brillante y limpio de independencia energética es posible.
Se precisa un impuesto al
carbono con un dividendo del 100% para quitarnos la adicción a los
combustibles fósiles.
A Washington le gusta gastar
el dinero de nuestros impuestos partida a partida. Enjambres de agentes
de grupos de presión, muy bien pagados y con zapatos de cocodrilo,
ayudan al Congreso a decidir en qué gastar, y, a cambio, sus clientes
aportan dinero "para la campaña". [...] El próximo presidente debe
considerar imperativa la creación de una red nacional de suministro
eléctrico de bajo coste energético. Esto permitirá que las energías
renovables dispersas sustituyan a los combustibles fósiles en la
generación de electricidad [...].
"La industria del fósil tiene
un completo dominio sobre Washington gracias a la demagogia, usando a
China y otras naciones en desarrollo como chivos expiatorios que
permitan racionalizar la inacción. De hecho, nosotros hemos producido la
mayor parte del excedente carbónico que se encuentra en el aire
actualmente, y nos conviene como nación actuar inteligentemente,
desarrollando formas de reducir las emisiones. Como con el problema del
ozono, puede concederse a los países en desarrollo un tiempo adicional
para reducir sus emisiones. [...] Hemos de adoptar acuerdos justos con
otros países. [...] Si es preciso, los aranceles a productos procedentes
de países que no cooperen pueden equilibrar la balanza, añadiéndose el
arancel al fondo común de dividendos públicos.
"La democracia funciona,
pero a veces se mueve con lentitud. Queda poco tiempo. Las elecciones
del 2008 son críticas para el planeta. Si los americanos jubilan a los
congresistas más antediluvianos, si Washington se adapta para afrontar
el cambio climático, nuestros hijos y nietos podrán albergar todavía grandes esperanzas. Fuente:
DE LA RED_