Sin temor alguno, caminaba frente al mar en mi sostén, llegaron unas divinas manos antes de poder triunfar, huvo tempestad hoy hay seguridad, y un inmenso amor.
La tempestad acaricia el alma mía sin recelo alguno, y con un buen motivo entre nubes blancas y azules brincaron a la par mía hombres mujeres y niños.
Tan grande cielo, como el mar de manso escuche tu voz, como estruendo de nubes y me estrecharon, tus preciosas manos, me levantaron, como una pluma al aire libre y a la par mía, hombres mujeres y niños.