Como arados ardientes surcan la piel con su roce, se van quedando pendientes algunos ansiados goces. Y es que como plumas tocan volando mis dedos tus manos erizan mi piel en tacto de terciopelo.
Tus tibias manos enlazan mi recuerdo en tu ventana, a tu corazón que calla y a mi corazón que ama. Y me reflejo en tu casa como el sol en tu fachada, te beso en rayo limpio y tus manos tocan mi cara.
Y en alzando la mirada ves que fué una visión, un sueño y una ilusión mi boca allí no estaba. Pero tus manos, amor, son reales y divinas en rozándome la piel la magia del amor confina la soledad a un rincón y unen tu vida y mi vida.