Mi dulce dueño…
Tímido recorro el firmamento,
de mis días y mis noches,
anhelando encontrarte en cada rincón de mi penumbra,
dulce Princesa de mis sueños.
Mientras nace la aurora en mis días solitarios
Te recorro alerta… en el aire de la meseta,
En cada trinar del ruiseñor, en la campana de la ermita lejana…
En mi, en mis suspiros, en mi alma,
Mi cálido dueño!
Te busco en cada persona, en todos los poemas,
en el trinar de los pájaros,
en las madreselvas en flor,
en las verdes montañas,
y en la brisa perfumada de cada amanecer.
Dónde te encuentras… dónde te aquietas…
En los balcones que están vacíos, en la hamaca que espera tendida;
Muéstrame tu rostro, muéstrame tus latidos, muéstrate amor,
Quiero tenerte aquí a mi lado como mi sombra, como ni ropa,
Mi dulce dueño!
Dónde estas?
Por qué callas?
Princesa que vives en las sombras,
sé que tus ojos me miran...
y parecen hablar de amor.
Te llamo en los montes con voz de torcaza,
Te busco en mis ojos que están desteñidos,
De miar a tientas esa luz escondida entre tus geranios.
Te miro en la fuente de azul transparente.
Y veo mis ojos vacíos de ti,
Mi cálido dueño!
Tus cabellos son del color de la noche,
tu alma brilla como el sol,
tu Amor se tiñe de verde esperanza,
y tu sonrisa tiene la frescura del agua pura de manantial.
Te encuentro en la noche cargada de estrellas,
Te veo muy lejos, quizá en mis sueños, en otra alborada,
Vestido de verde color de esperanza;
Y vuelvo a tu lado a esperar la aurora
Para entregarte mi anhelo…
Mi dulce dueño!
Mis pensamientos te pertenecen,
y son la voz de mis poemas,
mis deseos convergen en la simpleza de tu esencia,
y tu felicidad... la hago mía...
para ofrendarme la posibilidad de renacer al Amor.
Escucho a lo lejos la voz de tus poemas,
Me llaman… me llaman… con voz de ternura,
Mi alma temblando se muere de frío y buscan tus brazos.
Que se tienden dulces en la lejanía.
Ya voy amor mío espera un instante,
Mi cálido dueño!
Vives en mi alma... la absorbes,
vives en mis letras... las desgranas,
vives en mis emociones... son tuyas,
vives... en cada latido de mi corazón, ...
y no te encuentro ...Por qué?
Estoy callada en tu alma de dulces latidos,
En tus letras vivas de esperanzas nuevas,
Voy en tus emociones que llegan radiantes
vivo en cada suspiro… en cada mirada tuya…
No me encuentras afuera porque estoy en ti, muy dentro, sí…
Mi dulce dueño!
Soy un hombre incompleto si me faltas;
una parte de mí... esta contigo, ...
y la otra, ...
simplemente te espera...
Mírate por dentro, mírame en tus adentros,
Estoy haciendo historia en tus momentos.
Porque soy parte tuya y tu destino, ese es mi anhelo;
No te quiero a medias, te quiero todo, te quiero mío,
olvida la espera porque estoy en ti…
Mi eterno dueño!
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Autora
Ninfa Duarte