Cuentan la historia de un mago
que un día en su bosque encantado lloró
porque a pesar de su magia
no había podido encontrar el amor.
La luna, su única amiga
le daba fuerzas para soportar
todo el dolor que sentía
por culpa de su tan larga soledad.
Es que él sabía muy bien que en su existir
nunca debía salir de su destino.
Si alguien te tiene que hablar,
ya lo sabrás
sólo tendrás que saber reconocerlo.
Fue en una tarde que el mago
paseando en el bosque la vista
cruzó con la más dulce mirada
que en toda su vida jamás conoció.
Desde ese mismo momento
el hada y el mago quisieron estar
solos los dos en el bosque
amándose siempre y en todo lugar.
Y el mal que siempre existió, no soportó
ver tanta felicidad entre dos seres.
Y con su odio atacó
hasta que el hada cayó
en ese sueño fatal de los seres.
En su castillo pasaba las noches
el mago buscando el poder
que devolciera su hada
su amor su mirada tan dulce de ayer.
Y no paró desde entonces
buscando la forma de recuperar
a la mujer que aquél día
en medio del bosque por fin pudo amar.
Y hoy sabe que es el amor
y que tendrá fuerzas para soportar aquel
conjuro
sabe que un día verá su dulce hada llegar
y para siempre con él se quedará.
Rata Blanca