En cierta ocasión alguien le preguntó a Galileo Galilei:
- "¿Cuántos años tiene?"
- "Ocho o diez", repuso Galileo, en evidente contradicción con su barba blanca.
Y luego explicó:
- "Tengo, en efecto, los años que me quedan de vida, porque los vividos no los tengo, como no se tienen las monedas que se han gastado".
Crecemos en sabiduría si valoramos el tiempo como Galileo.
Decimos con asombro: "¡Cómo pasa el tiempo!". Pero, en realidad, somos nosotros los que pasamos.
El astrónomo italiano sabía que acá estamos de paso. Somos peregrinos, y es bueno pensar en la meta que nos espera.
La certeza de que nuestro caminar terreno tiene un final, es el mejor recurso para valorar más cada minuto. Así podemos aprovechar lo único que tenemos: el presente.
Conviene disfrutar cada día como si fuera el último. El ayer ya se fue y el mañana no ha llegado. ¡Aprovecha el hoy!
Que tengas la fortaleza de continuar y la paciencia de intentarlo otra vez, cuando algo te resulte mal.
Que tengas la facultad de ver belleza donde otros no la vean.
Que tengas siempre la esperanza de un sueño nuevo y la persistencia para cumplirlo.
Que tengas siempre la ocasión de ofrecer y compartir, y la sabiduría de esperar lo mejor del mañana...
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