Cada paso que das es una batalla que tu coraje le ha ganado a tus dudas. Muévete y haz el esfuerzo. Muévete y llévalo a cabo. Claro que tienes dudas. Todos las tenemos. Pero no podemos dejar que nos detengan. La inacción le da fuerza a tus dudas y a medida que éstas se fortalecen, te inmovilizan más aún. Si se lo permites, tus dudas se habrán convertido rápidamente en una profecía auto-cumplida. Sin embargo, tan pronto como pones manos a la obra esas dudas empiezan a perder fuerza. Tan pronto como empiezas a hacerlo realidad, las dudas parecen cada vez menos reales. En tu inacción, las dudas pueden alcanzar increíbles proporciones pero frente a tus actos, no tienen poder. Da el primer paso y mira tus dudas retroceder. Sigue avanzando y déjalas rápidamente atrás.