Esta mañana el aroma tibiecito de los tilos es mecido por una brisa encantadora, acunado por el trinar de las calandrias que embelezan mi corazón enamorado. Soñándote, en el otro polo de la tierra extrañándote te espero, te añoro. La tristeza empalidece las ausencias pero el amor urgente, arrulla el alma. Tus brazos me acurrucan en tu pecho y mi cabello se pierde en mil caricias. Seducida en un derroche de ternuras estás conmigo, no existen las distancias.