¿Por qué algunos hombres fruncen el ceño aunque luzca el sol mientras otros consiguen silbar bajo la lluvia?
¿Por qué hay hombres que, apenas abren los ojos, ven siempre algo a través?
Eso sucede porque tienen una idea falsa del sentido de la vida y de las cosas.
Tienen necesidad de Dios, no como ser vago e impersonal, lejano en los cielos, sino como un amigo querido, como un padre muy cercano. Un íntimo contacto con Dios cambia la mirada de los hombres sobre las cosas y cada mañana renueva el corazón.