Los hijos no esperan......
Hay un tiempo para anticipar la llegada de un hijo. Un tiempo para soñar lo que sera ese niño cuando crezca, para pedirle a Dios que nos enseñe a criar al hijo, para preparar nuestra alma para alimentar la suya.
Hay un tiempo para mecerlo y para pasear por la habitación, para ejercer el derecho y la abnegación. Un tiempo para maravillarnos de lo que es él, ni mascota, ni juguete,sino persona. Un tiempo para cuidar de él, edificarlo y responder ante Dios por él.
Hay un tiempo para mostrarle a Dios en la tierra, en el cielo y en la flor y enseñarle a maravillarse y sentir asombro, un tiempo para dejar de lado los platos sucios y llevarlo a la plaza a hamacarse, de correr una carrera, hacerle un dibujo, atrapar una mariposa, cantar en vez de renegar, de sonreír en vez de fruncir el ceño, de secar lágrimas y reirse de los platos rotos, de contestar a todas sus preguntas por que vendrá un tiempo en que no querrá escuchar nuestras respuestas.
Hay un tiempo para enseñarle a ser independiente, a tener responsabilidad, de ser firme pero afectuoso, de saber disciplinarlo con amor, por que pronto llegara el momento de dejarlo partir y de soltar los lazos que lo atan a nosotros.
Una hora de dedicación podrá salvar años de dolor mañana; la casa, los platos, la pieza, la siesta pueden esperar.
Llegara el momento que no habrá mas puertas que golpean, ni juguetes desordenados, ni peleas, ni marcas en las paredes ...
Entonces podremos mirar atrás con gozo y saber que estos años de padres no se desperdiciaron.
Dios mio, danos sabiduría para saber que hoy es el día de nuestros hijos, que el tiempo es breve y que nuestro tiempo es hoy ...