"...De este modo, el principito, a pesar de la buena voluntad de su amor, dudó de ella. Había tomado en serio algunas palabras sin importancia, lo que le hizo sentirse desdichado.
"No debí haberla escuchado, no se debe escuchar jamás a las flores. Es suficiente verlas y olerlas. La mía perfumaba todo el planeta; sin embargo, yo no gozaba con ello. La historia de las garras que tanto me molestó, hubiera debido enternecerme..."
¡En aquel entonces no supe comprender nada! Debía haberla juzgado por sus actos y no por sus palabras. Ella me proporcionaba alegría y aroma. Jamás debí haber huido. Debí adivinar su ternura tras sus inocentes mañas. ¡Las flores son tan contradictorias!
Pero yo era demasiado joven para saber amarla."
El Principito-Antoine de Saint-Exupéry