Ante la puerta cerrada Sin poder pasar adentro, Sin disfrutar su presencia Sumido en llanto me encuentro.
Ante la puerta cerrada Con fuertes clavos de hierro, Y cadenas que la cruzan Se va mi vida perdiendo.
Porque me pueden las cosas Que el mundo me va ofreciendo, Sobre aquellas que mi Padre Me regalara del cielo.
Porque me puede esta vida, La que tan bella yo encuentro Sobre aquella que en Su Sangre Me alejara del infierno.
Porque me pueden las obras Que en mi vida voy haciendo, Sobre la gracia sublime Que muestra Su amor eterno.
Porque pueden las respuestas De ingratitud al momento, Sobre aquellas que están llenas De puro arrepentimiento.
Porque me domina el ansia De tener lo que no tengo, En lugar de darle gracias Por esto, que no merezco.
Porque la envidia me embarga Mi corazón y mi cuerpo, En lugar de con el alma Alabar a mi maestro.
Porque son tantas las cosas, Que me sujetan al suelo, Son tantas las sensaciones Que en el mundo voy sintiendo.
Que a veces siento pavor De seguir en sus senderos, Y no defender la causa Por la que estoy escribiendo.
Que a veces siento temor De no estar nunca en el cielo, Y no sentir esas manos Ni la voz de mi maestro.
Por eso te pido Padre, ¡¡¡Quita los clavos de hierro!!! ¡¡¡ Elimina las cadenas que me dan tanto tormento!!!
¡¡¡Abre la puerta, te pido!!! Quita todo sufrimiento Elimina lo que impida Venir ante ti, corriendo.
Abre la puerta mi padre Tu misericordia anhelo, De tu Gracia necesito Aunque sé, que no merezco.
Por eso, quiero alabarte Y cantarte todo el tiempo, Porque me viste en la puerta Y con amor me has abierto.
Gracias por fijarte en mí, Muchas gracias, Dios del cielo.
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